Equinor (antigua Statoil) ha notado el abaratamiento del crudo (por ejemplo, el barril de Brent -el de referencia en Europa- empezó julio en 85 dólares y cerró septiembre en 72, frente al encarecimiento del primer semestre), pero también la menor producción en el tercer trimestre y lo caro que resulta el desarrollo de energías renovables. Todo esto ha provocado que bajara tanto en ingresos (-3%) como en beneficio neto (-27%) en los nueve primeros meses del año.
La petrolera controlada por el Estado noruego, como el resto de compañías de su sector, no es ajena al precio del petróleo, que está viviendo bastante volatilidad por los conflictos bélicos (en especial, en Oriente Medio). En el entretanto, el gas natural va escalando posiciones. Eso sí, los menores ingresos y beneficios no han impedido el anuncio de un dividendo trimestral de 0,35 dólares por acción (0,32 euros por acción) y del cuarto y último tramo de recompra de acciones del año por valor de unos 1.482 millones de euros.
La producción de renovables se dispara un 82% en el tercer trimestre, a 677 gigavatios-hora (GWh), al incorporar nuevas plantas de energía terrestre y gracias a los parques eólicos marinos Dudgeon, Sheringham Shoal y Arkona
En los nueve primeros meses, Equinor ha tenido unos ingresos de 70.573 millones, un 3% menores a los de hace un año. De los que 23.592 millones (-2%) han correspondido al tercer trimestre, cuando la producción de petróleo ha descendido; y en la de gas han destacado las aportaciones positivas de Troll, Aasta Hansteen y Oseberg, pero han quedado compensadas por extensas paradas, declive natural y menor propiedad en Statfjord, y la producción internacional se ha visto afectada por las paradas en alta mar y los huracanes en EEUU, pese a la positiva contribución de los nuevos pozos. Por su parte, la producción de renovables se ha disparado un 82% en el tercer trimestre, a 677 gigavatios-hora (GWh), al incorporar nuevas plantas de energía terrestre y gracias a los parques eólicos marinos Dudgeon, Sheringham Shoal y Arkona.
Por su parte, el beneficio neto de explotación (ebit) hasta septiembre ha bajado un 18%, a 20.575 millones. Y el beneficio neto se ha hundido un 27%, hasta 6.332 millones, por los menores ingresos y producción, así como por el caro desarrollo de renovables y algunos ajustes en eólica marina. De hecho, el ingreso operativo ajustado del negocio de renovables ha sido de 106,5 millones, dado que los costes de desarrollo de proyectos han excedido las ganancias de los activos en operación, destacando que el avance en el parque eólico marino Dogger Bank A es más lento de lo esperado... y eso ha llevado a rebajar la previsión de aumento de la producción de energía renovable a alrededor del 50%, en lugar de un 70%.
El avance en el parque eólico marino Dogger Bank A es más lento de lo esperado... y eso ha llevado a rebajar la previsión de aumento de la producción de energía renovable a alrededor del 50%, en lugar de un 70%
El flujo de caja de las operaciones después de impuestos pagados ha ascendido a 5.789 millones en el tercer trimestre y a 12.967 millones en el conjunto de los nueve primeros meses. “Con un rendimiento operativo y unos resultados sólidos, estamos en el buen camino para obtener un fuerte flujo de caja de las operaciones en línea con lo que dijimos en la actualización de los mercados de capitales en febrero”, ha señalado el CEO de la petrolera noruega, Anders Opedal. Eso sí, ahora la estimación de gastos de capital ha descendido ligeramente a entre 11.114 y 12.040 millones.
La petrolera controlada por el Estado noruego no está apostando mucho por el hidrógeno verde, de hecho, hace un mes canceló el proyecto de un gran hidroducto que iba a realizar con la energética alemana RWE por falta de clientes, suministro y marco regulatorio. Algo que la española Enagás, que tanto apuesta por el H2Med y el ruinoso transporte del hidrógeno verde, debería tener en cuenta. Al mismo tiempo, Equinor apuesta por la eólica marina, aunque no en todas las geografías (se ha retirado de Francia, España, Portugal y Vietnam) para ahorrar costes, y ahora parece que mira a Japón; además, hace unas semanas compró el 9,8% de la energética danesa Orsted, convirtiéndose en su segundo accionista, tras el gobierno de Copenhague (dueño del 50,1% del capital).