Los resultados de Ericsson del primer trimestre, publicados este martes, siguen la misma tónica que los anuales de 2022, esto es, aumento de las ventas pero caída de los beneficios. En concreto, la facturación alcanzó los 62.553 millones de coronas suecas (5.520 millones de euros) hasta marzo, un 13,6% más que en el mismo periodo de 2022, pero el beneficio fue un 48,4% inferior y no superó los 1.516 millones de coronas suecas (en euros, unos 135 millones).
“Como era de esperar, los clientes en los primeros mercados 5G han ralentizado un poco el ritmo de implementación”, afirmó el presidente y CEO, Borje Ekholm. “Esperamos que este ajuste de inventario se complete en su mayoría durante el segundo trimestre, pero puede extenderse al tercer trimestre”, señaló.
Y mientras el Ekholm espera a que lleguen tiempos mejores, la cotización de la compañía continúa deprimida y este martes caía cerca de un 8% a una hora del cierre de la sesión. En los últimos doce meses, la capitalización bursátil de Ericsson se ha devaluado un 29,8%. A todo esto se suma el ajuste de plantilla anunciado en febrero y que está afectando ya al 8% de los empleados.