España ha ganado a Francia en fútbol, concretamente clasificándose para la final de la Eurocopa, pero no lo hace en reciprocidad ferroviaria, donde ni siquiera hay empate. SNCF ha anunciado que refuerza la ruta París-Barcelona de cara a la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos.

Recuerden que el operador ferroviario galo opera en nuestro país con el tren de alta velocidad low cost Ouigo, que insiste en retar a Renfe y al ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, al vender billetes a pérdidas y ofrecer elevados descuentos. Asimismo, cabe insistir en que España ha vuelto a ‘hacer el primo’, en este tema a cuenta de la liberalización ferroviaria de la alta velocidad, porque mientras aquí se da un solo permiso al francés Ouigo y al hispano-italiano Iryo por el que pueden operar en cualquier corredor ferroviario nacional, en Francia se da un permiso por cada corredor; y además, sabían a lo que venían pero se siguen quejando (sin razón) de los elevados cánones que pagan al gestor de las infraestructuras ferroviarias Adif. Por la citada diferencia en la concesión de los permisos, a Renfe no sólo le ha costado mucho operar las rutas Barcelona-Lyon y Madrid-Barcelona-Marsella, que este mes celebran su primer aniversario, sino que aún no ha logrado el permiso para la ruta Barcelona-París... y no podrá sacar una buena tajada de las Olimpiadas.

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Hace unos meses, el presidente de Renfe, Raül Blanco, refería que esperaban que se acelerara el proceso y que ellos ya estaban haciendo “los trámites de certificados de seguridad de dicho corredor”. Sin embargo, ni él ni Puente prevén que sea antes de, al menos, finales de este año. Tampoco hay que olvidar que SNCF rompió de forma unilateral la empresa conjunta Elipsos que compartía al 50% con Renfe y que ya operaba las tres rutas francesas mencionadas. Por ello es todavía más criticable que el país vecino tarde tanto en dar permisos, pese a que Emmanuel Macron es amigo de Pedro Sánchez. Eso sí, el galo sigue siendo muchísimo más proteccionista con las empresas de su país que el intervencionista Sánchez.

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En el entretanto a Renfe no le queda otra que armarse de paciencia, denunciar a Ouigo ante la Comisión Europea por competencia desleal e intentar competir en la medida de sus posibilidades. De hecho, la semana pasada lanzó una oferta de billetes desde 49 euros para viajar a Lyon y Marsella entre el 1 y el 31 de agosto para disfrutar, en parte, de los JJOO. Aunque ya saben que la página web de Renfe es un desastre y comprar un billete se convierte en un suplicio. Por su parte, SNCF ha reforzado la conexión entre París y Barcelona con una tercera frecuencia entre el 6 de julio y el 1 de septiembre.

Y por si todo lo anterior no bastara, pese a la falta de reciprocidad ferroviaria que se ha visto con la liberalización ferroviaria de la alta velocidad española (por orden europea, eso sí, aunque siempre hay unos Estados miembros que se apresuran a cumplir y a ser más los más tontos de la clase que otros), el Gobierno avanza en el segundo capítulo. De hecho, la CNMC ha valorado positivamente que el Ministerio de Transportes inicie el proceso de liberalización de los servicios ferroviarios de Cercanías, Media Distancia y Ancho Métrico. Como dice el refrán: éramos pocos y parió la abuela. 

O dicho de otra forma: así le toman el pelo los franceses al ministro de Transportes español, don Óscar Puente.

Por cierto, tras la detención de Nacho Cano por contratar presuntamente a inmigrantes ilegales y sin saber aún si es inocente o culpable, pero un caso que sirve para amedrentar al empleador, Renfe ha roto su acuerdo de colaboración con el musical Malinche. Y ojo, porque Ruben Sánchez, el secretario general de Facua-Consumidores en Acción, no pierde la ocasión de poner en la diana a otras empresas colaboradoras de dicho musical.