Estamos en una economía financista, opuesta a la más tradicional economía industrial. Las grandes capitales económicas del mundo ya no son ciudades industrializadas, sino Londres, Nueva York o Singapur. La economía ya no consiste en fabricar bienes sino en producir dinero. ¿Que el crecimiento se ralentiza? No pasa nada: se inyecta más dinero y se acabó el problema.
Nos movemos en esa economía que -no se lo digan a nadie- sigue en crisis. “El 90% de los activos financieros tuvieron una rentabilidad negativa en 2018”, aseguró Ignacio Garralda el jueves, durante la presentación de resultados del grupo Mutua. El dato es demoledor y debería hacer reflexionar a más de uno.
La economía ya no consiste en fabricar bienes sino en producir dinero
Sin embargo, lo realmente preocupante ha sido la reacción del Banco Central Europeo que, en su primera reunión de marzo, celebrada el jueves 7, decidió inyectar más liquidez al sistema cuando el problema es, precisamente, que hay demasiado dinero en el sistema. Lo único que se consigue fabricando billetes a discreción es devaluar la economía europea. ¿Y así vamos a salir de una crisis que dura ya diez años?
Curioso: el BCE anuncia que le va a dar más dinero a los bancos y éstos se desploman en bolsa. Ha sido una semana negra para ellos y que han culminado con fuertes caídas el viernes. Bankia perdió un 4,7%, seguido del Sabadell (-3,1%), Caixabank (-2,6%), Santander (-2%) y BBVA (-1,6%).
Los principales banqueros españoles han insistido una y otra vez en que el problema no es de falta de liquidez sino de escasa demanda, solvente, de crédito
Los principales banqueros españoles han insistido una y otra vez en que el problema no es de falta de liquidez sino de escasa demanda, solvente, de crédito. Y lo único que se consigue inyectando más dinero en el sistema es engordar la economía financista. Pan para hoy y hambre para mañana. El problema es que el pan sabe cada vez peor. En definitiva, la medida de Draghi es una huida hacia delante que nos acerca aún más al precipicio. El hecho de que el 90% de los activos financieros cerraron 2018 en pérdidas es una clara advertencia.