Digi Spain Telecom, matriz de Digi en España, está siguiendo un modelo de crecimiento que ya hemos visto antes y que consiste en incrementar a toda velocidad su número de clientes -ya son cerca de 6 millones-, pero a costa de perder dinero y de disparar la deuda. No es un proyecto industrial, sino financiero, peor aún, especulativo.
Concretamente, Digi perdió 6,4 millones de euros en 2022, frente al beneficio de 8,3 millones del año anterior, según Cinco Días. El resultado de explotación se desplomó un 86% y no superó los 1,9 millones, según la compañía, por la inversión en fibra y la inflación. La facturación, eso sí, aumentó un 36%, hasta los 496 millones y el Ebitda alcanzó los 79,9 millones, un 53% más que en 2021.
El problema de crecer así es que hipotecas el futuro de la compañía, en este caso con una deuda financiera de 468 millones de euros, frente a los 259 millones de 2021, y con unos costes disparados. Los de personal, tras pasar de una plantilla de 2.758 a 4.145 empleados, fueron de 133 millones, un 64% más, de los que 94 millones se destinaron a sueldos, un 64% más.
Por cierto, conviene destacar el repunte del 175% de los gastos financieros, que alcanzaron los 10,6 millones en plena subida de tipos de interés. Y ojo, porque la deuda del Grupo también se ha disparado y cerró el primer semestre en 1.317,1 millones de euros, un 11,4% más que el año anterior. Los gastos de explotación, por su parte, alcanzaron los 98 millones, un 81% más que en el ejercicio anterior y los aprovisionamientos aumentaron un 33%, hasta los 346 millones.
Resumiendo, esto es Digi: más clientes, más pérdidas y más deuda… igual a pelotazo. Porque el objetivo es vender el negocio al mejor postor, eso sí, después de engordar lo suficiente gracias a los ‘remedies’ que exija Bruselas para la fusión Orange-MásMóvil y gracias al inestimable apoyo de la CNMC, empeñada en favorecer el crecimiento del cuarto operador convergente. Sin él no hay competencia, según la CNMC. Un disparate.