Imagínese usted que el negacionismo se convierte en delito: estamos a cinco minutos. Imagínese que desaparece el dinero físico, estamos a cuatro minutos. Ahí puede aparecer el más duro de los gobiernos, el gobierno del dinero, el que podrá castigar al negacionista sin comer, sencillamente bloqueando su acceso digital a su propio dinero, al que utiliza todos los días para adquirir productos de primera necesidad.
Considero a Pablo Hernández de Cos, gobernador de Banco de España, un tipo serio. Por eso me molesta que la institución que lidera emita este tipo de artículos en alabanza del euro digital, porque el no especialista puede desconocer los hechos pero conocer la verdad. Y el euro digital no constituye una gran oportunidad sino un gran peligro, extraordinariamente liberticida. Ojalá no se concrete en nada, ojalá no se ‘emita’ jamás.
Renuncie a las monedas digitales. Si puede, incluso a la tarjeta… y ya nos preocuparemos del dinero negro, que no tiene por qué ser dinero físico: también existe el dinero negro digital
Pero lo cierto es que la digitalización de las monedas alcanza un nivel imparable en el mundo. El dinero físico, que es el que garantiza nuestra privacidad por tanto nuestra libertad ante el tirano, está en franco retroceso. Observen el artículo publicado en Telo Noticias, información de primera clase sobre el mundo digital y bastante oscuro: la galaxia Bitcoin. La digitalización de la banca avanza a marchas forzadas. Empezó con la bancarización de la economía y se ha disparado con la banca digital. Hoy, el dinero físico apenas lo utiliza nadie: ¡Craso error!
Empezando por el final: pague en metálico porque el euro digital es la tiranía que viene. ¿No se da cuenta de que la moneda electrónica, que acabará por ser una para todo el mundo, puede convertirse en la marca de la Bestia? Nadie podría comprar o vender sin ella.
Con una moneda digital, el Estado puede bloquear tu dinero electrónicamente, en un corralito integral
Renuncie a las monedas digitales. Si puede, incluso a la inocente tarjeta de crédito o débito… y ya nos preocuparemos del dinero negro, que no tiene por qué ser dinero físico: también existe el dinero negro digital.
Dese cuenta de que, con una moneda digital, el Estado puede bloquear su dinero electrónicamente, en un corralito integral. Dese cuenta de que los medios de pago se pueden convertir en la peor amenaza, no sólo contra su intimidad, sino también contra su libertad. Además, acabará por ser una sola moneda digital, global, emitida por un gobierno mundial: extraiga usted sus propia conclusiones. Porque el problema de lo telemático, no es que sea informático, es que es ‘tele’, es decir, control a distancia: el ideal para un tirano.
Los medios de pago se pueden convertir en la peor amenaza, no sólo contra la intimidad, sino también contra la libertad. Además, acabará por ser una sola moneda digital, global, emitida por un gobierno mundial
Ahora imagínese usted que el negacionismo (de lo que sea) se convierte en delito: estamos a cinco minutos e imagínese que desaparece el dinero físico: estamos a cuatro minutos. Con lo primero nos dicen cómo debemos pensar, con lo segundo nos tienen controlados por si no pensamos lo que debemos pensar.
El problema de lo telemático, no es que sea informático, es que es ‘tele’, es decir, control a distancia: el ideal para un tirano
De ese binomio surgiría el más duro de los gobiernos, el gobierno del dinero, el que podrá castigar al negacionista sin comer, sencillamente bloqueando su acceso digital a su propio dinero, al que utiliza todos los días para adquirir productos de primera necesidad. Eso con el dinero físico no lo puede hacer, con el dinero electrónico, por ejemplo, con el euro digital, sí. Hágame caso: pague en metálico. Todo lo que pueda: que monedas y billetes no desaparezcan jamás. Aunque porten virus.