“Alguien me dijo: “ponte un horario, este trabajo es adictivo, y si lo dejas acabará llenando todas las parcelas de tu vida.” Pero Mª Ángeles León no lo hizo “aunque”, asegura, “lo tengo pendiente”.
Esta madrileña, que ha pasado buena parte de su vida trabajando en Telefónica, está volcada en una de las aventuras más importantes de su vida para la que ‘rescató’ a un salmantino, su mano derecha en este proyecto, Arturo García Alonso, cuando trabajaba en la Sareb, ¿recuerdan? ...el banco malo español. “Justo”, apunta Arturo, “cuando yo tenía ya la decisión tomada de dejarlo, me llamó Mª Ángeles y me explicó lo que era la inversión de impacto y que el próximo paso que quería dar era montar un fondo de inversión”.
Y se pusieron manos a la obra y nació Global Social Impact Investments en 2020, nada menos que en plena pandemia, que cuenta con comité asesor 'de primera' entre los que se encuentra Francisco García Paramés, marido de Mª Angeles, del que señala: “su estilo de gestión ha impregnado la filosofía de inversión de nuestro fondo desde el origen”.
Un fondo, el 'Global Social Impact Fund', que invierte en África Subsahariana y que no pierde de vista a Hispanoamérica, y en el que los primeros en aportar patrimonio fueron ellos (León y Paramés) como parte de la contribución anual que realizan a iniciativas de divulgación financiera y de inversión de impacto.
Estamos ante un proyecto en pleno crecimiento y fruto del tránsito de la filantropía a la inversión de impacto “que se produjo”, explica Mª Ángeles, “porque casi 10 años después de empezar con nuestros proyectos filantrópicos en el 97, nos dimos cuenta de que no habíamos generado los puestos de trabajo ni el crecimiento económico que pretendíamos, sino relaciones de dependencia”.
Entre manos, la constitución de un fondo español, que será un fondo de emprendimiento social europeo, con un objetivo patrimonial de 40 millones y que tendrá en el punto de mira a la hostelería y la restauración, “sectores muy afectados por la crisis post CoVid, y un nicho importante de potenciales empresas donde invertir”.
-Economía de impacto, fondos de impacto, conceptos sobre el que gira todo su trabajo ¿no es así?
Sí, desde el año 2004, en el que conocimos el “capital paciente” que ahora se conoce como inversión de impacto, entendimos que la mejor herramienta para generar desarrollo eran el ahorro y la inversión. Desde entonces hemos dedicado nuestros recursos a la inversión de impacto y a la divulgación de este tipo de inversión que une rentabilidad e impacto social.
-En 2020, en plena pandemia, funda, junto a Francisco García Paramés, Global Social Impact Investments.
Estamos muy contentos, sí. Después de lanzar nuestro primer fondo de impacto, Global Social Impact Fund, nos dimos cuenta de que no había ninguna gestora en España especializada en este tipo de inversión y nos pareció que montar una gestora, tanto para nuestros fondos como para albergar otros, podía ser una buena herramienta para desarrollar este sector.
Las donaciones no son la única y tampoco la mejor manera de buscar el desarrollo socioeconómico
-¿Qué papel juega en todo esto Open Value Fundatión?
Open Value realiza la medición y gestión del impacto social de los proyectos. Nuestros informes trimestrales incorporan una parte importante de datos sobre el impacto en las personas que tienen las inversiones. El fondo está enfocado a la generación de empleo y mejora de las condiciones de vida de las personas vulnerables. Si elegimos bien nuestras inversiones, a mayor rentabilidad y crecimiento de las inversiones, mayor impacto social. Ambos indicadores van unidos, y no existe un menoscabo de uno por el crecimiento del otro.
-¿Cómo se llega de la filantropía a la inversión de impacto?
Casi 10 años después de empezar con nuestros proyectos filantrópicos en el 97, nos dimos cuenta de que no habíamos generado los puestos de trabajo ni el crecimiento económico que pretendíamos, sino relaciones de dependencia.
Pensar que si un año no éramos capaces de enviar los recursos necesarios, los proyectos se vendrían abajo, nos hizo buscar nuevas formas de generar desarrollo, y es ahí donde conocimos a la Acumen Foundation, y empezamos a hacer nuestras primeras inversiones en India y África subsahariana.
-Así que, partió de la Venture Philanthropy hasta llegar a Luxemburgo y allí se dio cuenta de que no eran los primeros en esto de los fondos de impacto.
Exacto, Venture Philantrhopy es la inversión de impacto que se realiza desde las Fundaciones, en proyectos de más riesgo, en estados más iniciales, en los que los fondos de inversión no están interesados, de forma muy parecida a como lo hacen los Venture Capital.
-Si no estoy equivocada Arturo, a usted le recluta (o lo rescata) Mª Ángeles cuando estaba en SAREB, el banco malo, ¿es así?
Arturo: Prácticamente. Yo tenía ya la decisión tomada de dejar Sareb porque mi familia vivía en Londres, ya llevaba casi 3 años separado y poco a poco se iba haciendo duro. Me llamó Mª Ángeles y me explicó lo que era la inversión de impacto y que el próximo paso que quería dar era montar un fondo de inversión. Creí que era una oportunidad maravillosa de unir mi vida profesional hasta la fecha de inversión, finanzas y estrategia con otras experiencias que he tenido en el campo de las fundaciones y filantropía y nos pusimos manos a la obra. Nunca le podré agradecer suficientemente que me haya dado la oportunidad de recorrer este camino junto a ella.
-¿Desde cuándo se conocen?
Desde la Universidad, son ya más de 30 años. Antes no habíamos trabajado en la misma empresa, pero sí habíamos compartido algún proyecto, y sobre todo nuestra visión de la economía y el desarrollo.
-Gestionan el 'Global Social Impact Fund' que invierte ¿dónde?
El fondo empezó con un foco en África Subsahariana, pero estamos ampliándolo a Latinoamérica, tanto por las oportunidades que estamos encontrando allí, como por el apoyo que nos proporciona Mapfre, nuestro socio en el fondo. Es muy importante tener equipos locales, y partners en el terreno que nos ayuden a conocer mejor la situación política y económica, las necesidades de nuestras invertidas, la competencia, etc. La presencia de Mapfre en Hispanoamérica es una garantía de éxito en este sentido.
-He leído que es un fondo abierto de deuda privada
Arturo: Es un fondo abierto y como tal tendrá ventanas de liquidez una vez que se acabe el período inicial que se conoce como lock-up period. La idea es ofrecer al menos una ventana de liquidez al año a partir de ese momento.
Respecto al instrumento de inversión, GSIF puede invertir en equity, en deuda y también puede actuar como fondo de fondos. En la práctica, el número mayor de inversiones son y serán en deuda, que tiene un mejor encaje con la estructura como fondo abierto.
La inversión de impacto se define como una inversión que persigue un impacto social y/o medioambiental positivo
-¿Quién aporto el capital con el que comenzó este fondo? y ¿qué objetivo en cuanto a patrimonio se han marcado?
Los primeros en aportar patrimonio hemos sido mi marido y yo, como parte de la aportación anual que realiza Cobas (un 15% de los ingresos), a proyectos de divulgación financiera y de inversión de impacto como Value School y OeenValue, y a las de inversión de impacto del fondo actual, y de otro fondo para España que estamos levantando en este momento.
Al ser un fondo abierto no nos hemos marcado un límite de inversión, pensamos que con los años podríamos llegar a gestionar un fondo grande como Leapfrog o BlueOrchard… Para el fondo español, que será un fondo de emprendimiento social europeo, nos hemos marcado un objetivo de 40 millones.
-¿En qué invierte concretamente el fondo?
Arturo: Invertimos en empresas que cumplen con nuestros criterios desde el punto de vista económico y de impacto social. No basta con ser un proyecto sólido financieramente hablando, y no basta tampoco con ofrecer un impacto social alto. Las empresas en las que invertimos deben cumplir ambas perspectivas.
-¿Me puede poner un ejemplo?
Arturo: Tenemos varios. Un ejemplo que nos gusta especialmente es una Cooperativa de Café en Uganda a quien estamos dando un préstamo anual renovable por 5 años. Agrupa actualmente a 25 sub-cooperativas y a unos 14.000 agricultores. La cooperativa agrupa la producción de café, gestionando los certificados de Orgánico y Comercio Justo. Además, exporta por lo que también accede al precio internacional que es sustancialmente mayor que el precio de venta doméstico. Al final del año, con el excedente de tesorería, los cooperativistas deciden qué proyectos sociales acometen, habiendo construido una clínica local, un colegio, pozos de agua, dan préstamos a estudiantes, etc.
-¿Qué objetivos de rentabilidad tiene?
Arturo: La mayoría de préstamos tendrán una rentabilidad entre el 7% y el 10% anual. Esto se traducirá en un objetivo de rentabilidad para el partícipe entre el 5% y el 8%.
Pensamos que con los años podríamos llegar a gestionar un fondo grande como Leapfrog o BlueOrchard…
-Hablamos de inversión a largo plazo ¿no es así?
Arturo: Nosotros buscamos empresas sólidas con una facturación por encima de un mínimo y que estén dando beneficios. La idea es estar invertidos en ellos a largo plazo. Otro tema es que solemos estructurar las inversiones como préstamos a corto o medio plazo que normalmente renovamos e incluso ampliamos el importe. El objetivo que perseguimos es poder salir de una empresa eventualmente si los números comienzan a no gustarnos. Dicho esto, he de señalar que todos nuestras inversiones hasta la fecha se han renovado y ampliado el importe.
-El fondo tiene un comité asesor compuesto por…
Jacqueline Novogratz, pionera y maestra en inversión de impacto; Francisco García Paramés, su estilo de gestión ha impregnado la filosofía de inversión de nuestro fondo desde el origen y el Profesor Yunus: fundador del banco Grameen de microfinanzas, y premio nobel de la paz 2006, y que nos asesora sobre el impacto social de las inversiones.
-Trabajan también en la constitución de un Fondo de Emprendimiento Social Europeo para invertir en empresas sociales en territorio nacional ¿Cómo va el proyecto?
Como cualquier proyecto en su fase de fundraising, una montaña rusa, hay días que estamos muy cerca de alcanzar el tamaño mínimo del fondo para poder lanzarlo, y otros los inversores deciden dedicar algo más de tiempo a pensarlo, o priorizar otros proyectos.
Mientras tanto, hemos desarrollado un pipeline de compañías españolas, que están ya generando beneficios, y a la vez son inclusivas tanto porque generen empleo para colectivos vulnerables, como porque ofrecen productos o servicios pensados para llegar y cubrir las necesidades de todos, sin dejar a nadie atrás y siendo a la vez sostenibles. Ver estos proyectos, y su capacidad de escalar y transformar, ¡es el motor de todo nuestro trabajo!
-¿Tiene una estrategia similar a la del Global Social Impact Fund?
Arturo: Las empresas que buscamos han de cumplir también las dos perspectivas: ofrecer una rentabilidad financiera positiva y tener un impacto social y/o medioambiental positivo. Pero en el caso del fondo nacional el instrumento estándar que utilizaremos será la participación en equity de las empresas.
-¿A qué nicho de empresas se va destinar?
A cualquier empresa que genere oportunidades de empleo y productos y servicios que mejoren las condiciones de vida de las personas vulnerables, a la vez que dan una rentabilidad de mercado. La transformación energética y digital está generando muchas oportunidades de negocio para estos colectivos, y los sectores como la hostelería, restauración, etc. muy afectadas por la crisis post CoVid suponen también un nicho importante de potenciales empresas a invertir por este fondo.
-¿Qué es lo que distingue la inversión de impacto de otras inversiones?
Arturo: La inversión de impacto es, digamos, igual a la inversión tradicional a la que se añade el componente de que se le exige un impacto social y/o medioambiental positivo y medible.
-¿Dónde nace la idea de los fondos de impacto?
Arturo: La idea subyacente es una idea que ha ido evolucionando a lo largo de los últimos 20 o 30 años hasta llegar a los Fondos de Inversión propiamente de Impacto. Yo diría que se ha llegado a esta idea desde dos puntos de vista diferentes: desde la inversión tradicional y desde la filantropía.
Desde la inversión tradicional, primeramente hubo una idea original de que la inversión debía canalizar el dinero de una manera determinada, que no todos los sectores eran válidos, y así comenzaron a surgir fondos de inversión que hacían una selección negativa de algunos sectores, es decir no invertían en temas como por ejemplo juegos de azar, alcohol, entretenimiento para adultos, etc. Esto ha ido evolucionando gradualmente hasta los fondos actuales ESG que incluyen activamente estos criterios en la selección de empresas y los Fondos de Inversión de Impacto que invierten en empresas que buscan activamente un impacto social y/o medioambiental positivo.
Los criterios de sostenibilidad hace tiempo que dejaron de ser algo marginal
Desde la perspectiva de la filantropía, también en las últimas décadas cada vez ha habido más opiniones que defendían que las donaciones no son la única y tampoco la mejor manera de buscar el desarrollo socioeconómico de las comunidades y los países. Estas donaciones se comenzaron a emplear cada vez más frecuentemente para ayudar a crear empresas. Fueron estas personas desde diferentes fundaciones quienes ayudaron a concretar el concepto de la inversión de impacto.
Por esta razón también muchas veces se define la Inversión de Impacto como algo que está en medio entre la inversión tradicional y la filantropía.
Actualmente, la inversión de impacto se define como una inversión que persigue un impacto social y/o medioambiental positivo y una rentabilidad financiera. Yo diría que más que estar en medio entre la inversión tradicional y la filantropía, la inversión de impacto es la suma de la inversión tradicional a la que se añade la perspectiva social positiva de la filantropía.
-En el universo de activos financieros globales, ¿cuánto representan estos fondos?
Arturo: Para buscar estas cifras lo mejor es tirar del GIIN que quizá es la organización que mejor estadísticas tiene sobre la inversión de impacto. El año pasado estimó que había 1.720 organizaciones que tenían invertidos aproximadamente 715 billones ingleses de dólares (715.000 millones dólares) sobre un total de aproximadamente 13 trillones ingleses (13 billones españoles, si hago la conversión correctamente) que son el total de activos manejados profesionalmente en el mundo de la inversión.
Si hablamos de inversiones que incluyen principios de sostenibilidad, que aunque no es propiamente inversión de impacto pero sí es un paso más allá de la inversión tradicional que únicamente tiene en cuenta criterios de rentabilidad financiera, hay estimaciones actuales que dicen que uno de cada cuatro dólares tiene en cuenta de alguna manera, positiva o negativamente, criterios de sostenibilidad.
La definición de cada uno de estos conceptos no es algo cerrado, pero creo que da una buena idea de que la inversión tradicional está sufriendo un cambio y que cada vez hay más inversores que entienden que su dinero debe no sólo generar más dinero, sino hacerlo de una manera sostenible. Dicho de otra manera, los criterios de sostenibilidad hace tiempo que dejaron de ser algo marginal.
-¿La inversión de impacto tiene mucho camino por recorrer en España?
Arturo: Sí. En España se están introduciendo con algunos años de retraso la inversión de impacto, pero ya existen varios fondos y la tendencia es claramente creciente.
En España la inversión de impacto es una tendencia claramente creciente
-Gigantes como Blackstone o TPG Capital se han subido a la ola de la inversión de impacto. Así que, ¿es algo más que un asunto de gestoras más o menos modestas?
Arturo: No sólo son las gestoras pequeñas. Muchas gestoras, y las grandes también, están dando pasos encaminados a incluir en mayor o menor grado criterios de sostenibilidad. Y cada vez más de ellas están lanzando fondos de inversión de impacto u otros fondos que se van acercando cada vez más a la inversión de impacto.
-Este tipo de productos, ¿están reservados a inversores institucionales?
Arturo: Hay mucha variedad. En términos generales, yo diría que la inversión de impacto, por las características que normalmente tienen, suelen estar reservados para inversores profesionales.
-Y, por último, me da la impresión de que este proyecto les absorbe, a ambos, casi las 24 horas de día. ¿Desconectan en algún momento?
Arturo: Es difícil desconectar, sí. La suerte es que es un trabajo que a mí me gusta, y por lo tanto me siento afortunado.
Mª Ángeles: Hace ya varios años mandé a un colega del sector un mail a las 2 de la mañana… y me contestó diciendo, “… ponte un horario, este trabajo es adictivo, y si lo dejas acabará llenando todas las parcelas de tu vida.”, y es así, el retorno económico es adictivo, pero nada comparado con poder conseguir a la vez un gran impacto social.