Me lo cuenta un hombre que fue bancario y ahora es 'fondario', acompañado de uno de los gurús de la imagen empresarial en España. Lo curioso es que me lo cuente aquel y no éste, el financiero, no el relaciones públicas: un gestor bancario puede luchar contra todo menos contra una reputación en caída libre. O sea, ¿que lo que importa es la imagen?, pregunto. Y otras muchas cosas, es la respuesta, pero la imagen es lo principal porque es una variable que gira muy lentamente.
Estamos hablando de las bolsas, de la norteamericana y de las europeas. La bolsa china, salvo, todavía, la de Hong Kong, y las de otros mercados emergentes, aún no responden a los patrones occidentales. Ahora bien, sobre Nueva York, Londres, Francfort, París, Milán o Madrid, sí que hay historia. Por tanto son más previsibles. Y en todas ellas, los bancos pierden más capitalización que el resto de empresas. Los inversores, es decir, los fondos, han dejado de creer en los bancos en el año de gracia de 2022, donde las cosas no van ni bien ni mal: simplemente no se sabe cómo van. Ergo, van fatal.
Y España sigue sin comprender que cuando un banco se quema algo nuestro se quema
En el caso de la Bolsa de Madrid, lo más curioso es que el sector bancario, dominante en nuestro mercado, es el que peor va, mucho peor, por ejemplo, que el energético, el otro objetivo fiscal del Gobierno Sánchez.
¿Qué está ocurriendo? Pues que los fondos -que cumplen un papel social muy inferior al de la banca, pero que ahora son los que detentan el poder- se están marchando del capital de los bancos. Los fondos se van de la banca. Ojo, no porque consideren malos a los bancos españoles, todo lo contrario, sino por una imagen cada vez más deteriorada del sector entre la ciudadanía.
Es una imagen popular, la de los clientes bancarios -todos somos clientes bancarios, que nos hemos contagiado de la mal escrita crisis de las cajas de ahorros, de un recate que no se entendió y de una labor montaraz del Sanchismo que culminó con la famosa explosión de Pedro Sánchez: si caminamos en dirección opuesta a Ana Botín e Ignacio Galán es que vamos bien.
Además, los españoles siguen sin comprender que cuando un banco se quema algo nuestro se quema. Porque el banco es de sus accionistas pero si las cosas se tuercen recuerden que nosotros somos depositantes.
¿Crisis bancaria en plena subida de tipos? Sí, es posible, en cuanto venga la recesión. De entrada, contención del dividendo cuando debería crecer
Dicho de otra forma, ¿puede darse una crisis bancaria en plena subida de tipos? Sí, es posible, en cuanto venga la recesión. Pero la causa no será la recesión que, en circunstancias normales vendría compensada por un aumento de los márgenes. No, la clave estará en la imagen de la banca, que anda por los suelos, Ni tan siquiera la pandemia, con una banca que mantuvo abiertos todos sus servicios y buenas parte de sus sucursales, sirvió para otra cosa que para detener ese deterioro de imagen y esa pérdida de la que ahora se llama reputación corporativa. Pero en cuanto pasó la pandemia...
Así que los fondos se marchan del capital. No lo están haciendo de golpe, sino paso a paso. Pero la tendencia continúa y los fondos nunca salvan. Tan sólo, como Julio César "corren presurosos en socorro del vencedor". Los perdedores no les gustan.
Crisis bancaria precisamente en tiempos de subida de tipos? Pues es posible. Por de pronto ya se amenaza con contención del dividendo, otra razón para que los fondos se marchen del capital y se acentúe la falta de capitalización de la banca española.