En el panorama empresarial español, cabe preguntarse para qué Ignacio S. Galán nombró un CEO. Claro que la respuesta es sencilla: para contentar a los fondos y seguir al frente de Iberdrola muchos años más, como presidente ejecutivo.
Este ingeniero y empresario salmantino de 72 años lleva a los mandos de la eléctrica desde el 21 de mayo de 2001, cuando fue nombrado vicepresidente y primer ejecutivo. Unos años después, en 2006, ascendió de vicepresidente a presidente, manteniendo el cargo de CEO, y optando por la tendencia española de que haya sólo un jefazo y no por la anglosajona (donde convive un ‘chairman’, es decir, un presidente no ejecutivo, como un CEO). Sin embargo, a finales del pasado octubre, Galán hizo una pequeña concesión en materia de gobierno corporativo para contentar a los fondos de inversión presentes en su accionariado (principalmente a BlackRock) y al mercado: nombró a un CEO, cargo que recayó en Armando Martínez, pero quedó claro que no iba a ser su sucesor... y ahora, en el Foro de Davos, donde ha presumido de ecologista y ha dado plantón a Pedro Sánchez, ha vuelto a repetir que su sucesor se apellida Smith.
Recuerden que a Galán, que se ha puesto del lado del Rey y contra Sánchez, se le pueden criticar cosas, pero no la gestión de la eléctrica, incluso teniendo grandes cambios de opinión sobre las energías renovables y convirtiéndolas en un producto financiero... del que ahora saca jugosas plusvalías y logra alianzas (por ejemplo, con el fondo soberano noruego Norges Bank). Asimismo, este salmantino se ha librado del ‘caso Villarejo’, para el que se blindó en la Junta de Accionistas de 2020, cuando los accionistas avalaron por mayoría búlgara (99,9%) un sutilísimo sistema para que Galán no tuviera que dimitir en caso de resultar imputado (se modificaron los Estatutos Sociales y se creó una Unidad de Cumplimiento). Su última reelección se produjo en la Junta de 2019 y la próxima le toca en la Junta de este año, que se adelantará al 28 de abril, según El Confidencial, y en la que Galán será reelegido por cuatro años más como presidente ejecutivo, como recoge El Economista. En esto tendrá mucho que ver que el nombramiento del CEO ha contentado a los fondos. Y ojo, recuerden que al salmantino le suele ir muy bien en las citas anuales con los accionistas: en la de 2022, salió de la ‘plaza’ de Bilbao por la puerta grande, pues los acuerdos propuestos recibieron un promedio del 98% de apoyo, y eso que le faltó contar con el de los proxy advisors Glass Lewis y Corporance. Además, está motivado, como refirió en la jornada Iberdrola Talento ‘Formación, Empleo y Excelencia’, ante los jóvenes asistentes: “El futuro está por escribir y me he sentido tremendamente motivado oyéndoos” fueron sus palabras exactas.