Galp también nota los menores precios de crudo y gas en sus resultados de 2023, no sus accionistas. Y es que han bajado los ingresos, el resultado bruto de explotación (ebitda) y el beneficio neto,... pero subirá el dividendo (el consejo de administración propondrá que lo haga un 4%, a 0,54 euros) y hará una nueva recompra de acciones por 350 millones de euros.
La petrolera portuguesa se ha visto afectada, como la mayoría de colegas de sector (excepto la francesa TotalEnergies, por ahora), por el abaratamiento de petróleo y gas. Así se ha podido ver en las cifras de 2023 de la noruega Equinor, la británica BP, la anglo-neerlandesa Shell o las estadounidenses ExxonMobil y Chevron.
Galp ha visto reducirse sus ingresos un 23%, a 20.679 millones. Por su parte, el ebitda ha descendido un 7,6%, a 3.558 millones, con fuerte desplome (-26,6%) en su principal negocio (exploración y producción, también llamado upstream en el argot del sector), a 2.263 millones; mientras que las renovables aportaron sólo 131 millones, pero forman parte de una división donde los nuevos negocios restaron 69 millones. Y el beneficio neto ha bajado un 15,8%, a 906 millones.
La petrolera lusa que dirige Filipe Silva ha logrado reducir los costes un 25,5%, a 17.120 millones; y también la deuda neta un 10%, pasando de 1.555 millones a 1.400 millones. Eso sí, las inversiones en energías renovables en Iberia “se han visto muy afectadas por impuestos discriminatorios dirigidos a las empresas energéticas, concretamente en España”, ha señalado la directora financiera, María Joao Carioca, en alusión al famoso impuestazo energético. Claro que seguirán invirtiendo en las energías verdes y busca socios, una fórmula que también están usando otras muchas energéticas (Repsol, Iberdrola y Endesa, entre ellas). Ademáss, no hay que olvidar que es la cuarta compañía en estaciones de servicio en España, con unas 600; por detrás de Repsol, Cepsa y BP; y cerca de la española Disa (588, entre las propias y las que gestiona de Shell aquí).
Eso sí, los accionistas no notarán los descensos registrados en los resultados. El 56,2% del capital de Galp es free float, es decir, está en manos del mercado (entre los que hay diversos inversores institucionales, como el estadounidense Massachusetts Financial Services Company, que controla entre el 5% y el 10% de los derechos de voto). El resto del capital se distribuye entre: un 8% de Parpública (vehículo para las participaciones del Estado luso) y un 35,8% de Amorim Energia. Esta última compañía tiene su sede en Países Bajos y sus accionistas son dos empresas controladas por la familia portuguesa Amorim y otra que dirige Sonangol -la petrolera estatal de Angola-.