Galp se hunde en bolsa este lunes (-5,6%)... y lo hace mucho más que otras petroleras europeas -como la española Repsol, la británica BP, la anglo-neerlandesa Shell o la italiana Eni-, cuyas cotizaciones bajan en torno a un 2,7%. ¿El motivo? La caída del precio del crudo en un 5,7% ha hecho que los inversores no premiaran los mayores ingresos y el beneficio obtenidos hasta septiembre.
La caída en el precio del barril de Brent -el de referencia en Europa- se ha dado por el desplome de la prima de riesgo geopolítico, después de que los últimos ataques de Israel a Irán evitaran instalaciones petroleras y nucleares. A la vista de esto, parece que lo peor del conflicto entre ambos países ha pasado.
La petrolera portuguesa ha continuado al alza en sus resultados hasta septiembre, pese a la menor producción tras vender activos y al menor margen de refino (-33%). Las ventas y los servicios prestados han crecido ligeramente, pasando de 15.550 millones de euros a 16.405 millones. De hecho, la producción se ha reducido hasta los 109.000 barriles diarios, después de vender sus activos de exploración y producción (es decir, de upstream, según el argot del sector) y del impacto de algunas actividades de mantenimiento en Brasil. “Seguimos demostrando el impulso operativo de Galp y logramos otro desempeño sólido durante este trimestre, a pesar del entorno de precios de refinación y de materias primas menos propicio”, ha destacado el CEO, Filipe Silva.
El tercer trimestre no ha sido tan bueno en cifras como el conjunto de los nueve primeros meses, debido a que el margen de refino se hundió un 68%
El beneficio bruto de explotación (ebitda) se ha reducido un 8%, a 2.609 millones, por los descensos en todos los negocios: en concreto, en: exploración y producción -también denominado upstream- (-1%), industrial y midstream -es decir, las actividades industriales, así como transporte y comercialización al por mayor (-20%)-, comercial (-6%), renovables (-65%)-. No obstante, se ha destacado el buen desempeño operativo de los dos primeros negocios, con 1.641 millones y 695 millones, respectivamente. Por su parte, el beneficio neto de explotación (ebit) ha disminuido un 1%, a 2.058 millones. Y el beneficio neto ha aumentado un 24%, a 890 millones.
El tercer trimestre no ha sido tan bueno en cifras como el conjunto de los nueve primeros meses, debido a que el margen de refino se hundió un 68%. Algo que se ha notado, sobre todo, en el ebitda (-22%, a 820 millones) y en el ebit (-16%, a 621 millones). Sin embargo, el beneficio neto ha crecido un 27%, a 266 millones.
Entre enero y septiembre, la deuda neta se ha incrementado un 21%, pasando de 1.211 millones a 1.471 millones. Esto se ha debido, principalmente, al aumento en el tercer trimestre, frente al descenso registrado en el primer semestre, así como a las mayores inversiones en capex, que en un 60% se han destinado a proyectos en upstream en Brasil y Namibia.
La bajada en bolsa no habrá hecho ninguna gracia a sus accionistas, entre los que hay un 56,2% de free float (es decir, en manos del mercado a través de diversos inversores institucionales, como el estadounidense Massachusetts Financial Services Company o el luxemburgués T. Rowe Price, que controla entre el 5% y el 10% de los derechos de voto, respectivamente. El resto del capital se distribuye entre: un 8% de Parpública (vehículo para las participaciones del Estado luso) y un 35,8% de Amorim Energia (la cual tiene su sede en Países Bajos y sus accionistas son dos empresas controladas por la familia portuguesa Amorim y otra que dirige Sonangol -la petrolera estatal de Angola-).