Con el gasto en pensiones sucede algo muy parecido a lo que sucede con la deuda pública: aumenta sin control y cuando nos queramos dar cuenta de la barbaridad que supone, entonces será tarde y no habrá más remedio que tomar medidas drásticas. Pero eso a Pedro Sánchez no le importa.
Estamos hablando de la nómina mensual de pensiones contributivas, que en octubre alcanzó los 12.895,8 millones de euros, un 6,8% más que hace un año y 40,6 millones más que en septiembre, según datos publicados este viernes por el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. ¿Es esto sostenible? De ninguna manera. El gasto total en pensiones -no sólo contributivas- en 2024 va a superar, y por mucho, los 190.684 millones de 2023. Es la partida más elevada de los Presupuestos Generales del Estado.
En esta línea, el importe de la pensión media se situó en los 1.259,55 euros, un 5,2% más que hace un año, mientras que el importe de la pensión media de jubilación alcanzó los 1.447,36 euros, un 5,1% más. Y todo esto con un aumento del 1,46% del número de pensionistas, que cerrarán octubre en 9.265.055 personas, el 18,8% de la población española.
De nada están sirviendo las medidas impulsadas por el Gobierno para tratar de frenar este gasto desbocado. Así, las jubilaciones anticipadas se redujeron hasta representar el 28,9% del total -sólo son 76.793 menos que hace cinco años, en 2019-, mientras que las demoradas representaron el 9,6% del total, frente al 4,8% de 2019. La edad media de acceso a la prestación de jubilación se situó en los 65,2 años. En 2019 era de 64,4. ¿De verdad alguien cree que el gasto en pensiones públicas es sostenible?
Sin duda, estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades y eso, al final, se paga.