Gestamp ha pisado el acelerador en los nueve primeros meses del año, y eso que preveía un segundo semestre difícil. Por ahora, parece que este no ha empezado tan mal, porque ha disparado los ingresos un 30,9% y el resultado bruto de explotación (Ebitda) un 20,9%, a pesar de mayores gastos, y también ha reducido deuda.
El fabricante de componentes metálicos automovilísticos que controla la familia Riberas ha tenido una facturación de 7.697 millones hasta septiembre. Algo en lo que ha contribuido el aumento de la producción (+6,7%, a 54,4 millones de vehículos), sobre todo en el tercer trimestre (+26,8%, a 19,2 millones de unidades) y los mayores precios.
Por su parte, el Ebitda se ha disparado un 20,9%, a 847 millones, a pesar de que el margen Ebitda se ha reducido nueve décimas, hasta el 11%, por el impacto del encarecimiento de las materias primas (sin este efecto, sería del 12,4%). Gestamp ha tenido que afrontar mayores gastos de explotación: en concreto, un 34,2% superiores, pasando de 5.316,4 millones a 7.134,2 millones.
El fabricante de componentes metálicos automovilísticos que tiene como presidente ejecutivo a Francisco José Riberas ha logrado un beneficio neto de 183 millones, un 81,% superior al de hace un año (100,8 millones), y en especial cabe destacar la fuerte contribución del resultado del tercer trimestre, que ha pasado de 18 millones a 66. Además, ha continuado incrementando las inversiones (+7,5%, a 581 millones) y ha reducido la deuda neta a 2.266 millones, frente a los 2.457 millones registrados hace un año.
Francisco José Riberas ha destacado que los resultados “siguen reflejando el fuerte posicionamiento de Gestamp y el éxito de nuestra estrategia”. Eso sí, ha añadido que “de cara al futuro, las condiciones del mercado siguen siendo difíciles debido a las elevadas presiones inflacionistas, la subida de los tipos de interés y los desafíos geopolíticos mundiales”, lo que les lleva a seguir enfocados “en preservar la rentabilidad y la posición de balance para el crecimiento futuro”.