El Gobierno Sánchez sigue aumentando su comportamiento intervencionista, pues ahora baraja la posibilidad de entrar en el capital de Naturgy... como lo hizo en el de Telefónica. Esto no es baladí y mucho menos después de que se hayan roto las negociaciones entre Criteria Caixa y Taqa, lo que es una buena noticia para Criteria, incluso con la caída del 14,96% en la cotización de la energética.
Como tantas veces nos preguntamos en Hispanidad, ¿se trata de una casualidad? Por supuesto que no y menos si uno recuerda al poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán Friedrich Schiller, quien defendía que las casualidades no existen. Y mucho menos tratándose del actual Gobierno, porque a Pedro Sánchez le encanta lo de ser intervencionista en las empresas (sobre todo en las que considera estratégicas), bien con presencia en el capital o en los consejos de administración, colocando a sus afines, o bien a través de la influencia en ciertas decisiones. Lo de la presencia se ha podido ver en Indra y en Telefónica, más recientemente, donde Sánchez se ha erigido en salvador de la españolidad de la teleco a través de la SEPI frente a la entrada de PIF, el fondo soberano de Arabia Saudí. Respecto a la influencia, un buen ejemplo hay en Talgo, tras la OPA del grupo húngaro Ganz-Mavag: el Gobierno quiere contrarrestarla y defender la “españolidad” con Criteria, pero ante la resistencia de ésta a entrar en un sector que no conoce, quiere decidir quién será su socio, mientras los posibles socios (Skoda y Escribano) se cabrean por las filtraciones del ministro Óscar Puente.
Volvamos a Naturgy. Hace casi dos meses, se conoció que Criteria negociaba con Taqa su entrada en la energética que dirige Francisco Reynés, ante la presión de los fondos de inversión presentes en el accionariado, en especial, para dar una salida a CVC y GIP (adquirido por BlackRock). Taqa es una energética de Abu Dabi que dirige Jasim Husain Thabet y tiene como primer accionista a Abu Dhabi Power Corporation (una filial de ADQ, que es una de las empresas de inversión estratégica propiedad del emirato de Abu Dabi). La condición de Criteria era mantener la gestión, algo que Abu Dabi aceptó en un primer momento, aunque no por ello la operación mediante una OPA dejaba de ser difícil, y también entraban en juego razones culturales. Pese a tener un memorándum ya firmado, a Taqa le entraron ganas de mandar y quiso introducir modificaciones que le permitieran superar el 50%... y eso rompió la negociación con Criteria.
A Pedro Sánchez le encanta lo de ser intervencionista en las empresas (sobre todo en las que considera estratégicas), bien con presencia en el capital o en los consejos de administración, colocando a sus afines, o bien a través de la influencia en ciertas decisiones: así se ha visto en Indra, Telefónica, Talgo...
El holding que preside Isidro Fainé y tiene como CEO a Ángel Simón no puede tomarse un descanso. Primero, porque el Gobierno baraja la posibilidad de entrar en Naturgy. Algo que ya le pidió que hiciera su socio en Moncloa, Sumar (ahora sin líder, al dimitir Yolanda Díaz), tras conocerse el interés de Taqa por entrar en la energética. Y segundo, porque el fondo australiano IFM maniobra para hacerse con el control de la energética, años después de que fracasara la OPA que lanzó en enero de 2021 y que desestabilizó el entramado corporativo de la compañía: de hecho, viajó en secreto a Abu Dabi y propuso a Taqa otra ‘operación Aqualia’, es decir, compartir el capital y la gestión; y ahora se muestra dispuesto a colaborar con Criteria. Recuerden que en Aqualia, IFM compró el 49% al grupo FCC -controlado por Carlos Slim-, que mantiene el 51% restante, pero comparten decisiones, como se vio hace unos meses cuando ambos accionistas pactaron ascender a Santiago Lafuente a nuevo CEO a partir del 9 de abril, para relevar a Félix Parra, que se jubilaba.
El fondo australiano es demasiado conocido tanto para Naturgy (donde tiene sentado en su Consejo al ingeniero Jaime Siles, más conocido como el hijo del poeta dado que su padre es el poeta valenciano Jaime Siles Ruiz) como para Criteria, que sigue siendo el primer accionista de la energética con un 26,708% del capital. Una historia en la que desde el principio IFM ha contado con una defensa entusiasta de la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, y un gran apoyo de Benito Berceruelo, CEO de la consultora Estudio de Comunicación. Sin embargo, ninguno de esos dos respaldos llevó a que IFM triunfara con su OPA: sólo se hizo con el 10,831% de Naturgy, frente al rango inicial que pretendía -entre un 17% y un 22,689%- y que se vio obligado a rebajar el umbral de aceptación al 10%. Tras esto, el fondo australiano hizo gala de inmoralidad y se lanzó a comprar acciones a un mayor precio que su oferta, y después de varias compras alcanzó el 15,010% del capital de la energética.
El hecho de que ahora IFM maniobre para hacerse con el control de Naturgy no es baladí, y menos teniendo en cuenta que se lleva bien con el Gobierno (el apoyo de Ribera lo demuestra). El control es su primer objetivo, aunque ahora se haya disfrazado de amigo y haya llegado a ofrecerse a Criteria para rediseñar Naturgy y reordenar su accionariado. Y en el entretanto, no hay que olvidar que Ribera no ha perdido la ocasión de injerir en la energética, aplaudiendo a IFM y exigiendo mucho a BlackRock (que se ha hecho con GIP). “Les pedimos que expliquen bien la operación y cómo afecta a Naturgy”, llegó a decir la vicepresidenta ecológica en una entrevista e incluso apuntó a que “probablemente necesiten autorización” porque “lo primero y más importante para el Gobierno es asegurar la estabilidad de Naturgy y la estabilidad del sector energético España” y que seguía “de cerca” su “comportamiento en bolsa”. Además, la injerencia de Ribera no acababa ahí porque la CNMV (donde es consejero su marido, Mariano Bacigalupo) recomienda a la energética aumentar capital o vender acciones para elevar la liquidez dado su escaso capital flotante (12,9%).