La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, ha conseguido encabronar a todo el sector bancario. Poco antes de que el comisario Gentiloni echara un jarro de agua fría sobre la economía española, doña Nadia aseguró, sobre el nuevo impuesto a la banca, anunciado por Pedro Sánchez en el Debate sobre el Estado de la Nación, que si la banca había obtenido beneficios extraordinarios, no estaba mal colocar un impuesto extraordinario.

¿Impuesto de sociedades? La banca paga en impuesto de sociedades un 25%, más un 5% extra. ¿Lo subimos?

La verdad es que lo extraordinario es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos seis años: tipos de interés a 0 e, incluso, negativos. Eso sí que es extraordinario, como lo es que los banqueros hayan logrado cerrar su cuenta de resultados en beneficio cuando el precio del dinero es 'menos algo'. Como decía esta mañana un director general bancario, "¿No deberían ofrecernos un crédito fiscal en lugar de colocarnos un nuevo impuesto?".

A todo esto, Calviño asegura que están trabajando los pormenores del nuevo impuesto... cuando Sánchez ya aseguró el martes lo que iban a recaudar: ¿No saben cómo será el impuesto y ya saben cuánto van a recaudar?

Pero a la demagogia hay que unir la chapuza. La propia Calviño era interrogada la mañana del jueves por un periodista: ¿Cómo va a ser ese impuesto?. Según la vicepresidenta lo están estudiando, pero resulta que anteayer el presidente del Gobierno ya dijo lo que iban a recaudar por un impuesto que todavía no saben cómo se va a cobrar y sobre qué base imponible se va a cobrar: estamos ante el gobierno de la chapuza: ¿qué va a pasar con BBVA y Kutxabank, que se rigen por el sistema foral vasco? Por ejemplo, ¿el impuesto se aplicaría sobre el beneficio de las filiales o del consolidado? Porque el margen para la picaresca puede ser amplísimo. Por ejemplo, ¿qué pasa con los bancos que obtienen sus beneficios en el extranjero? Por ejemplo, quizá lo más importante, ¿cómo se va a promulgar este impuesto? Porque existe abundante literatura jurídica sobre el hecho de que los impuestos no pueden cambiarse por Real Decreto.

Se refería a los futuros tipos de altos. Hombre, lo extraordinario serían los tipos negativos

En definitiva, una chapuza memorable, una improvisación demagógica, que tan solo pretendía darle un buen golpe a los señorones del dinero.

Si ayer decíamos que ni tan siquiera la ministra de Hacienda se enteró del nuevo impuesto hasta horas antes de que se anunciara... pues ya está todo dicho.

La presidenta de la patronal bancaria AEB, Alejandra Kindelán, asegura que todavía no ha podido hablar con el Ministerio de Economía

Y con gran colaboración con el sector pagano, porque la presidenta de la patronal bancaria AEB, Alejandra Kindelán, asegura que doña Nadia Calviño todavía no se le ha puesto al teléfono. Debe de estar estudiándolo.