La noticia es esta: el Gobierno de Pedro Sánchez está presionando a Caixabank para que haga las maletas y vuelva a establecer su sede social en Cataluña. Se da la circunstancia de que, además, el Frob, es decir, el Gobierno, posee el 16,1% del capital y está representado en el Consejo de Administración por Teresa Cantero.
Moncloa está presionando aprovechando la decisión del Sabadell, aunque el pistoletazo de salida lo dio Cementos Molins a principios del pasado diciembre. Eso sí, mucho más mediática ha sido la decisión del Sabadell, cuyo consejo se reunió de manera extraordinaria este miércoles para aprobar la mudanza de la sede social, de Alicante a Sabadell. El banco que preside Josep Oliu fue la primera gran empresa que se marchó tras el 1-O y ha sido la segunda en volver.
Moncloa está de enhorabuena y le ha faltado tiempo para vender la idea de que esto es fruto de la normalización de Cataluña, que ha sido posible desde que Salvador Illa es president. “Estamos en el buen camino, en el camino del buen gobierno, de la estabilidad institucional y jurídica”, afirmó este miércoles desde Fitur.
El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, también lo celebró -“Es fruto de la normalización”, afirmó- y auguró el retorno de más grandes empresas. “En los próximos meses, algunas empresas más relevantes van a seguir los pasos de Banco Sabadell y de Molins”, afirmó el presidente de la patronal catalana.
Y aunque Sánchez Llibre no concretó nombres a nadie se le escapa que una de esas grandes empresas es Caixabank, cuya sede social está actualmente en Valencia. Y, como hemos contado en Hispanidad, Moncloa prepara, por si acaso, elecciones anticipadas y necesita los votos del único bastión que le queda: Cataluña.