Si hay algo que caracteriza al Gobierno Sánchez, aparte de sus mentiras (mejor dicho, cambios de opinión), es su intervencionismo, algo que se puede ver no sólo en su plan contra la libertad de prensa, sino en sus movimientos en muchas empresas -públicas, semipúblicas y hasta privadas-. Todo esto lo saben muy bien en Telefónica, donde el Ejecutivo entró a través de la SEPI, aprovechando la excusa de la llegada de los saudíes de STC (canalizada a través del fondo soberano PIF) al capital de la teleco, y desde entonces, no ha parado de elevar su intervención e influencia: por ejemplo, ya tiene un consejero en representación de la SEPI, Carlos Ocaña, pero Moncloa quiere cuatro (entre ellos, una silla para Carme Artigas como independiente). Un intervencionismo que ahora podría verse también en Talgo, porque el Gobierno desea que la SEPI entre en su accionariado.
¿La excusa? Consideran que es “una empresa estratégica” y aprovecharán la coyuntura de que el fondo británico Trilantic quiere salir sí o sí del fabricante ferroviario que preside Carlos de Palacio y Oriol, al que se incorporó en 2006. Y para ello, está dispuesto a romper su pacto con la familia Oriol y la familia Abelló: entre los tres poseen el 40% de Talgo a través de la sociedad Pegaso Transportation International, que es propiedad en un 63% de Trilantic, en un 20,3% de los Oriol y en un 7,5% de Torreal -es decir, de los Abelló-. Así, en solitario, Trilantic cuenta con algo menos del 30% de Talgo, unos 40 miembros de la familia Oriol poseen algo más de un 7% y los Abelló tienen un 3%.
Pedro Sánchez busca salirse con la suya y enmendar el error de haber apostado por el fabricante de trenes checo Skoda, para lo que llegó a acudir hasta a su matriz (PPF Group, que es propiedad de Renáta Kellnerová -la mujer más rica de República Checa y la cuarta mujer más rica de Europa- y su familia) con el fin de que pusiera dinero... y de paso, forzar a Criteria Caixa a entrar en Talgo. Todo ello, después de haber vetado la OPA del consorcio húngaro Ganz-Mavag... amparándose en un informe del CNI (en el que al parecer los espías alertaban de la conexión rusa), y la decisión encima fue aplaudida por Bruselas (ya saben que todo lo que tenga que ver con el país del ‘ultra’ Viktor Orban no gusta nada en el resto de la Unión Europea). Al final, los húngaros retiraron su oferta (619 millones de euros por el 100% de Talgo), días después de anunciar que tomarían acciones legales, pero hasta ahora no se han conocido.
Conviene recordar que el holding inversor que preside Isidro Fainé y que tiene como CEO a Ángel Simón puso bastante resistencia inicial a la petición de Sánchez de entrar en Talgo porque no conocen el sector ferroviario y hasta ahora han invertido en otros, y porque hay que tener en cuenta su plan estratégico. Eso sí, a principios del mes pasado, la resistencia se había suavizado un poco y se hablaba de que podrían contemplar dicha entrada, siempre y cuando hubiera un socio industrial. Ahora, continúan arrastrando los pies para evitar unirse al accionariado de Talgo o, al menos, para estar presente con lo menos posible si al final toca ceder a la petición del intervencionista Gobierno.
Dentro de la búsqueda de socio industrial, Sánchez ha ido llamando a muchas puertas (CAF, Stadler y Escribano, entre otros), aunque sin obtener, hasta ahora, la respuesta esperada. Entre sus socios de investidura, está el PNV... y como debe tenerle contento, ha escuchado su propuesta: a los nacionalistas vascos les gustaría que CAF entrará en el capital de Talgo. Se trata del fabricante ferroviario vasco que preside Andrés Arizkorreta y dirige Javier Martínez Ojinaga, y entre sus accionistas destacan sus propios empleados (dueños del 24,973% del capital) y Kutxabank (14,056%). Sin embargo, no está por la labor de entrar en Talgo y prefiere centrarse en impulsar su presencia industrial en Europa central y en Estados Unidos. Ante esto, ha tocado buscar a otro socio industrial vasco y la mirada se ha puesto en José Antonio Jainaga, presidente de la acerera vasca Sidenor, que sí está interesado en incorporarse a Talgo... y que además podría recibir el respaldo del Gobierno vasco. Por el momento, al mercado le ha gustado la idea, eso sí, Jainaga no estaría dispuesto a comprar más del 29,9% de Talgo (evitando así tener que lanzar una OPA por el capital restante) y tampoco se ve muy claro si es el socio industrial ideal teniendo en cuenta que se dedica a la industria siderúrgica y no a la ferroviaria hasta el momento. En cualquier caso, Sidenor no estaría sólo, sino que la operación incluiría al Gobierno central y al vasco, y puede que también a Criteria.