Google presentó el miércoles Assistant with Bard, su nuevo asistente de voz, que se integrará próximamente en los servicios más demandados de la compañía como son el correo, los documentos y las fotos, tanto en dispositivos Android como iOS. Se podrá interactuar con Bard vía texto, voz o imágenes.
“Digamos que acabas de tomar una foto de tu lindo cachorro y te gustaría publicarla en redes sociales. Simplemente coloca el Asistente con Bard encima de tu foto y pídele que escriba una publicación en redes sociales. El asistente de Bard utilizará la imagen, comprenderá el contexto y será capaz de publicar”, afirmó la compañía.
Además del nuevo asistente, Google presentó los nuevos móviles Google Pixel 8 y 8 Pro, así como el Pixel Watch 2. En cualquier caso, buena parte de la atención mediática se centró en los avances de la compañía en el campo de la mal llamada inteligencia artificial -si es inteligencia no puede ser artificial y si es artificial no puede ser inteligencia-, donde Google sigue por detrás de Microsoft, que ha tomado claramente la delantera en la carrera de la IA, en la que también compite Amazon.
A todo esto, poco se habla de la intomisión de estas multinaionales en la vida privada de los usuarios, ahora con el pretexto de la IA. Y no es un tema menor, porque como bien saben, el petróleo del siglo XXI son los datos. A ver si nos estamos dejando deslumbrar por la tecnología y no caemos en la cuenta de que estamos entregando nuestra privacidad más privada a estas compañías que -y esto es lo más importante- no sólo buscan hacer negocio sino controlar, incluso, lo que pensamos. De esto hablaremos en otro momento, aunque conviene tenerlo muy presente.