La banca está “paralizada”, aseguró José Antonio Álvarez, CEO del Santander, hace algo más de una semana. Paralizada y con los ojos puestos en la evolución de la pandemia. Lo peor para la economía es la incertidumbre y eso es, precisamente, lo que provoca el Covid. Nadie sabe a día de hoy si podremos celebrar la Navidad en familia o tendremos que conformarnos con encuentros telemáticos. Y apenas quedan dos meses.
En este contexto, lo que más temen los bancos es que la morosidad se dispare porque, al igual que un buen banco es el que tiene poca morosidad, un banco va mal, no cuando tiene poco capital, sino cuando tiene mucha mora. De momento, la tasa media de las entidades se sitúa en el 4,7% (julio), pero cuidado, porque el Banco de España ya ha recibido los primeros avisos. Según sus últimos datos, la morosidad de los créditos al consumo ha crecido hasta el 5,57% durante los últimos meses, el nivel más alto desde 2014.
Es cierto, sin embargo, que la mora hipotecaria aún está bajo control en un cómodo 3,7%, pero también lo es que la hipoteca es lo último que deja de pagar Juan Español, y lo seguirá haciendo mientras perduren los efectos balsámicos de los créditos ICO, los ERTE y las moratorias concedidas por las propias entidades.
La deuda de los hogares y las empresas también preocupa, sobre todo porque ha crecido un 8,9% desde 2019, según el Banco de España. La ratio de deuda de las empresas ya se sitúa en el 80,6% del PIB y la de los hogares en el 60,6%.
A todo esto, las previsiones son tremendas, con una caída del 12,8% del PIB en 2020 y una tasa de desempleo del 16,8% de la población activa o, si lo prefieren, con una de cada seis personas en paro, según el FMI.
La buena noticia es que en 2021 la economía crecerá hasta el 7,2% del PIB. La mala, que el desempleo se mantendrá igual. Peor: no recuperaremos los niveles de empleo pre-crisis hasta 2026 aunque el PIB ya esté recuperado en 2023. Y eso según el FMI, que no es, ni de lejos, el más pesimista. El Consejo General de Economistas, por ejemplo, prevé un paro del 22%.
Con razón los banqueros están preocupados.