La vicepresidenta cuarta y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se ha lucido esta semana, nunca mejor dicho, con varios temas relacionados con la luz. El más polémico afecta a nucleares, hidráulicas… e incluso eólicas: el anteproyecto de ley pone fin a la sobrerretribución que recibían las centrales anteriores a 2005, un recorte de 1.000 millones de euros para las eléctricas… con la excusa de abaratar la factura, que llega al mismo tiempo que la nueva tarifa con tramos horarios (incluidas horas punta de mayores precios), la cual ha provocado una oleada de memes y la última horterada de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. ¡Olé! Si de verdad quiere bajar la factura, debe bajar sus impuestos, como ya le han pedido algunos partidos.
La respuesta no se ha hecho esperar. La asociación Foro Nuclear, que representa a la industria nuclear española (empresas y organizaciones), ha subrayado que las centrales no están amortizadas y que la generación nuclear está actualmente en pérdidas, en una nota de prensa. Es más, ha manifiestado su perplejidad ante las declaraciones sobre que están amortizadas, porque el Departamento de Ribera conoce los números: el inmovilizado pendiente de amortizar es superior a 5.500 millones de euros, y han invertido más de 3.000 millones sólo en los últimos diez años (unos 300 millones al año). A esto se suma que hasta el final de su funcionamiento -entre 2027 y 2035-, será necesario invertir unos 3.000 millones en los reactores para mantener las óptimas condiciones de seguridad y fiabilidad.
Las nucleares han invertido más de 3.000 millones en los últimos diez años y deberán invertir otros 3.000 millones para mantener las óptimas condiciones de seguridad y fiabilidad hasta el final de su funcionamiento
Respecto al funcionamiento en pérdidas, conviene recordar que lo lleva haciendo durante varios ejercicios, pero en 2020 la cosa fue aún peor, porque debido a los bajos precios de la luz se registró un flujo de caja negativo de 500 millones y las pérdidas superaron los 1.000 millones. Ojo, porque en el medio y largo plazo se prevé que los precios en el mercado mayorista tenderán a la baja por la gran penetración de energías renovables, así que la situación podría empeorar. Además, las pérdidas también se deben a “la tributación desproporcionada, discriminatoria y confiscatoria” que sufren las nucleares españolas, que no hace otra cosa que crecer: desde 2005, ha subido cerca de 20 euros por megavatio-hora (MWh), representando el 60% de sus ingresos en 2020. Hace unos meses, el presidente de Foro Nuclear, Ignacio Araluce, ya advirtió a Ribera de que debía reducir la presión fiscal a la nuclear porque es imprescindible para la transición ecológica.
El anteproyecto de ley anunciado el pasado martes, que pone fin a la sobrerretribución (la cual algunos denominan como beneficios caídos del cielo), supone aumentar la asfixia financiera de las nucleares y las aboca al cese… antes del cierre progresivo acordado (entre 2027 y 2035). Esto es muy llamativo, porque la nuclear es la primera fuente de generación eléctrica (contribuye con más de una quinta parte del total) y lo hace sin emitir CO2, con regularidad y fiabilidad, aportando gran estabilidad (y por tanto, seguridad de suministro) al sistema eléctrico. Además, resulta un tanto incoherente con otra de las grandes ideas de Ribera: el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 recoge la nuclear como una tecnología indispensable para la descarbonización de la generación de electricidad.
No se entiende el empeño de Ribera por cerrar el parque nuclear español cuando genera energía sin emitir CO2... y contribuye a la descarbonización
No se entiende el empeño de Ribera por cerrar el parque nuclear español cuando genera energía sin emitir CO2. Además es una tecnología que defienden: la mismísima ONU, el visionario Negroponte e incluso los verdes finlandeses, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y la Agencia para la Energía Nuclear (NEA por sus siglas en inglés) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre otros.
El recorte a la sobrerretribución afecta, sobre todo, a Endesa e Iberdrola, que son las que más nucleares tienen, aunque esta última eléctrica también tiene muchos megavatios de hidráulica. La primera fue la que se llevó el peor golpe en la cotización bursátil el pasado martes: cayó un 5,7%. Claro que el recorte también afecta a ¡la eólica!, concretamente a los molinos instalados antes de 2005… y resulta ilógico siendo Ribera una gran defensora de las renovables. La patronal europea de la eólica, WindEurope, no se ha quedado callada: considera el anteproyecto de ley un “error”, porque esos molinos no se benefician de ninguna ayuda y advierte de que manda una señal negativa a futuros inversores. Ojo, porque a Ribera le gustan mucho los inversores extranjeros (no hay más que ver lo bien que habló de IFM, a pesar de que este fondo australiano persiga el troceo de Naturgy y se haya quitado la careta)… y no se puede olvidar que en España hay una burbuja especulativa con las renovables.