La deuda de las Administraciones Públicas cerró el mes de junio en los 1,569 billones de euros, el 113,1% del PIB, según datos del Banco de España publicados este jueves. Es un nuevo récord histórico, que supera el de mayo, cuando la deuda se situó en los 1,541 billones y el 113% del PIB.

Esta es la herencia que deja Pedro Sánchez y que muy probablemente tenga que gestionar él mismo si finalmente repite como presidente del Gobierno. El problema es que, conocido el personaje, casi con total seguridad, lo que hará el próximo gobierno será subir todavía más los impuestos. ¿Recortar el gasto público? Es lo que debería hacer el gobierno -cualquier gobierno- y hacerlo ya, con urgencia, porque la situación es totalmente insostenible, más aún con los tipos de interés al alza, que encarecen esa deuda. Pero abandonen cualquier esperanza mientras Sánchez viva en La Moncloa.

Asimismo, cumplir el objetivo del 111,3% del PIB en diciembre -objetivo del gobierno-, se convierte en misión imposible. Hay que tener en cuenta, además, que la economía española se está ralentizando -como la del resto de Europa- es decir, es muy probable que el PIB no crezca tanto como se espera, a pesar del aumento del turismo.