A continuación vamos a ir enumerando varios hechos objetivos y científicos, evidentemente, que cobran mucho más sentido si se ven juntos en unas mismas líneas.
Empecemos por el principio: se desata la locura por el Covid en 2019, pandemia de la que aún seguimos sin saber su origen, y en pro de la salud se construye una auténtica tiranía sanitaria. Entre las medidas a tomar: mascarillas, distanciamiento social y vacunas.
Los planes mundiales de vacunación son todo un éxito, colas de personas deseando mostrar sus dos brazos para que el personal sanitario le impusiera la vacuna, pero el Gobierno se encuentra con un escollo: la vacunación en niños y embarazadas. Hasta el más entusiasta de las vacunas dudó y se planteó si era bueno vacunar a los más pequeños y ya no te cuento en el caso de las embarazadas, eso ya eran palabras mayores. Ya no hablamos de los posibles efectos secundarios en adultos, sino de los efectos que una vacuna que no había seguido ningún cauce estandarizado podría tener en un bebé en el seno de su madre.
A finales de septiembre, y de cara a Navidad, las autoridades sanitarias intentan resucitar el Covid, pero la gente hace oídos sordos, seguimos muy cansados de la pandemia como para que vuelva. Por lo que Tedros, un gran hombre que sólo se preocupa por la salud de todos, todas y todes, da la voz de la alarma: virus respiratorios. No tenemos ni idea de lo que son, porque sí, toda la vida ha habido virus que afectan al sistema respiratorio, pero lo de virus respiratorios es el clásico mantra que se han empeñado en repetir desde hace dos días.
La cuestión es que lo de virus respiratorio suena muy mal, suena a que vas a morir por insuficiencia de aire, y pocas muertes más horribles se le pueden ocurrir al ser humano. Por lo que la histeria vuelve, pero no lo suficiente. Pero ahí vuelve a estar la OMS y Tedros, que aseguran, porque a previsores no les gana nadie, que vendrá "X", un virus mucho más contagioso y letal que el Covid, así, para que nos vayamos preparando.
Y tan solo unos meses después, llega Pfizer, ese laboratorio altruista que lo dio todo para que tuviéramos vacunas contra el Covid y, el mismo día que hace públicas sus cuentas, con un beneficio que se desploma a pasos agigantados, presenta una nueva vacuna para salvar a la humanidad.
Sí Pfizer cae en picado, su beneficio baja un 93%, hasta los 2.119 millones de euros. En concreto, según se desprende de las cuentas publicadas este martes, los ingresos por la vacuna (Comirnaty) cayeron un 69% y los de su píldora (Paxlovid), un 68%.
Por lo que algo hay que inventar algo bueno, una vacuna, evidentemente, no vayan a pensar ustedes mal. Después de meses intentándonos amargar la Navidad con el virus respiratorio sincitial o VRS, llegan los chicos de Pfizer y presentan la primera vacuna, Abrysvo, frente al virus. Y ojo, porque no es una vacuna cualquiera, está dirigida a lactantes, niños pequeños, embarazadas y mayores de 60 años.
¿Adivinan? La inmunización también puede hacerse mediante la embarazada, transfiriendo al feto los anticuerpos, recibiendo la vacuna entre las semanas 24 y 36 de gestación. Pero que nadie piense mal, es una absoluta casualidad que Pfizer presente una vacuna para un virus respiratorio con el que la OMS lleva metiendo miedo meses, y que esa vacuna esté destinada al grupo de personas que más resistencia mostró a ser vacunado, es otra casualidad. Quien diga o piense lo contrario, será el nuevo negacionista del 2024.