Está siendo un buen año para el mayor banco europeo por activos -y uno de los más tramposos-, aunque su principal mercado está en Asia. De hecho, toda su estrategia, incluido el plan de ajuste que supondrá la salida del 15% de la plantilla, está centrada en potenciar Asia en detrimento de otros mercados, como el europeo.

De momento, al consejero delegado, Noel Quinn, le está saliendo mejor que bien y el banco ganó 16.966 millones de dólares (unos 15.430 millones de euros) hasta junio, un 113% más que en el mismo periodo de 2022, tras aumentar los ingresos un 50,2%, hasta los 36.876 millones de dólares (en euros, unos 33.470 millones). El plan de ajuste, además, le permitió reducir los costes operativos en un 4%.

La clave del éxito, como pueden sospechar, estuvo en la subida de tipos de interés, que permitió aumentar los ingresos por intereses un 36,4%, hasta los 18.264 millones de dólares (16.615 millones de euros), con un margen neto de interés del 1,7% (diferencia entre intereses devengados y los que ha pagado a los clientes), esto es, 46 puntos básicos por encima del registrado el año anterior.

Vistos lo buenos resultados, la entidad anunció este martes un dividendo adicional de 0,1 dólares por acción, que se sumará al pagado con cargo al primer trimestre, de esa misma cantidad. Sea como fuere, el mercado acogió la noticia con frialdad y la cotización apenas subía un 0,7% a media mañana. En lo que va de año, las acciones de HSBC se han revalorizado un 23%.

A Quinn le está saliendo bien el plan, como hemos comentado, pero no esconde su preocupación acerca del futuro económico, sobre todo en Reino Unido y en China, donde la crisis inmobiliaria podría afectar al banco por su exposición al sector.

Por cierto, se cumplen cinco meses del registro de la sede de la entidad en París, junto a otros grandes bancos franceses, por presunto fraude fiscal. Esto es un no parar.