Noel Quinn, consejero delegado de HSBC, vuelve a sonreír después de varios años de caídas pronunciadas del beneficio. Eso sí, ha tenido que reducir costes despidiendo al 15% de la plantilla, vender algunas filiales -por ejemplo, Canadá- y aprovechar la marea favorable provocada por la subida de tipos de interés.
Así, el mayor banco de Europa por activos, pero que tiene su negocio principal en Asia, ganó 12.900 millones de dólares (11.740 millones de euros) en el primer trimestre del año, un 212% más que en el mismo periodo de 2022 y por encima de los 8.600 millones de dólares previstos por los analistas. De los 12.900 millones, 2.100 correspondieron al extraordinario relacionado con la venta del negocio de banca comercial en Francia.
Por cierto, junto a los resultados, la entidad anunció este martes que la venta de su filial en Canadá se contabilizará en 2024, con lo que se asegura otro extraordinario, que siempre vienen bien pero que, como hemos explicado en numerosas ocasiones, son pan para hoy y hambre para mañana.
Lo más positivo fue, en cualquier caso, el aumento del 38,4% de los ingresos por intereses, que alcanzaron los 8.959 millones de dólares (8.150 millones de euros). Las comisiones, por el contrario, se redujeron un 6,4% y no superaron los 3.004 millones de dólares (2.730 millones de euros).
“Nuestro sólido desempeño en el primer trimestre proporciona una prueba más de que nuestra estrategia está funcionando”, afirmó Quinn de un trimestre marcado, además, por el registro de la sede del banco en París, y las de otras entidades galas, por presunto fraude fiscal.
En cualquier caso, el banco aprovechó el tirón de los resultados y anunció su primer dividendo trimestral desde 2019: 0,10 dólares por acción. Además, el banco recomprará acciones por valor de 2.000 millones de dólares.