Ignacio S. Galán rompe relaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y con la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Y es que las medidas del Ejecutivo socio-comunista siguen pesando demasiado en los resultados de España, y no hay que olvidar que el presidente ejecutivo de Iberdrola ha aludido en demasiadas ocasiones a la inseguridad jurídica, la palabra maldita para los inversores.
Ni siquiera el socialista Antonio Miguel Carmona ha sido capaz de tender puentes entre Galán y el Gobierno, quien fue fichado para mejorar la imagen de Galán hace poco más de un año, aunque su nombramiento no gustó a muchos socialistas. Hace unos días se conoció que Carmona dejaba de ser vicepresidente de Iberdrola España y se decía que era porque pasaba a ocupar responsabilidades ejecutivas en el área de comunicación de todo el grupo, pero ahora se sabe que eso no es lo que hará. Y es que se trasladará a Londres como asesor externo de la eléctrica durante dos años, en teoría para buscar inversores institucionales y ser analista de inversiones y mercados, algo que suena bastante raro porque ya tienen gente mucho más preparada para dichas labores. Pero nadie duda de que dicho traslado estará bien remunerado... Por cierto, no olviden que fue Carmona quien colocó a José Luis Fernández (más conocido como ‘Chunda’), ex jefe de prensa de Pedro Sánchez y Pepe Bono, como director de Comunicación de Iberdrola hace un año.
Eso sí, el presidente ejecutivo de Iberdrola se rodea de demasiados enemigos. Ejemplo: a los que no les ha gustado el paripé del nombramiento de un CEO que no es tal CEO ni, mucho menos, sucesor; así como el Gobierno... y hasta PRISA
Tras el traslado de Carmona, vuelve a cobrar fuerza el rumor de que Galán quiere un responsable de comunicación anglosajón, un pueblo que le gusta mucho (de hecho ya ha fichado a varias agencias anglosajonas para diversas cuestiones, y cada vez mira más fuera de nuestro país y de la Unión Europea, aspirando a que Iberdrola sea cada día más norteamericana. Sin embargo, el ingeniero salmantino debería tener en cuenta que un responsable de comunicación anglosajón no arreglaría su problema de imagen, sobre todo, porque no conocería bien España, su principal lastre en estos momentos.
En paralelo, el presidente ejecutivo de Iberdrola se está rodeando de demasiados enemigos. Por un lado, está su enfrentamiento con el Gobierno, en especial con Sánchez y Ribera, que prefiere hacer en solitario a pesar de que otros muchos dirigentes de compañías también han criticado las medidas de Moncloa (entre ellas, el nuevo impuesto a las energéticas) y la falta de seguridad jurídica: también lo han hecho Antonio Brufau y Josu Jon Imaz, presidente y CEO de Repsol, respectivamente, y José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica. Por otro, está que a muchos (entre ellos a fondos de inversión como BlackRock) no les gustado el paripé del nombramiento de un CEO que no es tal CEO (porque Galán es presidente ejecutivo) ni, mucho menos, sucesor, pero a Galán le da bastante igual: en la conferencia de analistas tras dar a conocer los resultados de los nueve primeros meses refirió que el nombramiento de Armando Martínez “es continuidad, no una revolución”.
Y por si lo anterior no fuera suficiente, no se puede olvidar que Galán rompió con PRISA: le retiró la publicidad y semanas después su yerno, David Mesonero, dejó de ser el director financiero del grupo mediático, y actualmente es el director de Desarrollo Corporativo de Iberdrola. Esto último no gusta nada en PRISA, y hasta hay temor, porque aparte del vínculo familiar, está el hecho de que Mesonero conoce bien cuál es la situación económica del grupo que preside Joseph Oughourlian, que está en quiebra técnica. Esto es una muestra de que los negocios de Oughourlian son un desastre.