Esta semana ha sido ajetreada para Iberdrola por las declaraciones judiciales de varios de los imputados en el ‘caso Villarejo’ (entre ellos, la del propio Ignacio S. Galán). Este último no se amilanó ante el juez Manuel García-Castellón, donde afirmó que no espió a Florentino Pérez, sino que este le espió a él, ni tampoco ante el pulso que mantiene con Larry Fink: se niega a nombrar un Ceo y si pasa a juicio oral, se irá… ¿Seguro?
Permítannos la duda porque Galán es un buen gestor empresarial, pero también es muy suyo en lo personal y no pierde la ocasión de hacer alarde de chulería (y puede... es salmantino y tiene finca en Ciudad Rodrigo). Tiene 71 años y desde hace tiempo, cuando le preguntan por su sucesión, suele responder que “el futuro presidente de Iberdrola se llamará Smith”, pero también conviene recordar que en la Junta de Accionistas de 2019 se mostró dispuesto a quedarse diez años más en la eléctrica, sintiéndose con fuerzas y subrayando que hay planes de sucesión definidos a todos los niveles.
Galán tiene 71 años y desde hace tiempo, cuando le preguntan por su sucesión, suele responder que “el futuro presidente de Iberdrola se llamará Smith”, pero en la Junta de Accionistas de 2019 se mostró dispuesto a quedarse diez años más
Ahora la chulería le sirve para no achantarse ante la presión creciente de los fondos de inversión, sobre todo, de BlackRock, el cual es considerado el colonizador del Ibex y es el segundo accionista de Iberdrola, para que nombre un CEO sí o sí. Es decir, para que pierda poder… y claro, Galán no está dispuesto a tal cosa. Es más, el fondo del que Fink es uno de los socios y su primer ejecutivo le ha llegado a ofrecer a Galán que continúe siendo CEO de la eléctrica a cambio de poner en marcha el modelo chairman, es decir, de que nombre a un presidente no ejecutivo, pero el salmantino también habría rechazado dicha opción. Claro que este último ha lanzado un órdago a BlackRock, al señalar que si pasa a juicio oral se irá… Algo que cuesta creer, porque recuerden que ya se blindó ante la posibilidad de que fuera imputado (como finalmente ha sucedido): lo hizo en la Junta de Accionistas de 2020 con un sutilísimo sistema que fue aprobado por mayoría búlgara (99,9%): se modificó el artículo 8 de los Estatutos Sociales para “dar cumplimiento estatutario al Sistema de Cumplimiento y a la Unidad de Cumplimiento”.
Y en este escenario ha entrado en juego la carta que cada año envía Fink a los consejeros delegados de las empresas en las que invierte BlackRock (por tanto, Galán ha sido uno de los destinatarios) y que en esta ocasión ha publicado El Mundo. Entre sus mensajes, señala que “es cada vez más habitual que los trabajadores consideren a su empleador como la fuente de información más fiable, competente y ética; más que el Gobierno, los medios de comunicación y las ONG. Por eso, tu voz es más importante que nunca”. Asimismo, refiere que “como gestores del capital de nuestros clientes, pedimos a las empresas que demuestren cómo van a cumplir su responsabilidad con los accionistas, lo que también incluye prácticas y políticas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo sólidas”. “Queremos entender la totalidad de los problemas que afrontas [...] Cumplir con los intereses contrapuestos de los muchos y variados stakeholders (partes interesadas -desde accionistas a empleados, pasando por clientes, comunidades y reguladores-) de una compañía no es una tarea fácil. Como consejero delegado que soy, esto lo sé de primera mano. En nuestro polarizado mundo, los consejeros delegados siempre tendrán un conjunto de stakeholders que exigirá que se haga una cosa y otro que pedirá hacer todo lo contrario. Por eso es más importante que nunca que tu empresa y el equipo directivo se guíen por tu propósito”, añade.
Larry Fink, en su carta a los CEOs de las empresas donde invierte BlackRock: “Queremos entender la totalidad de los problemas que afrontas [...] Cumplir con los intereses contrapuestos de los muchos y variados 'stakeholders' de una compañía no es una tarea fácil”
Paralelamente, tras las declaraciones judiciales de Francisco Martínez Córcoles, Rafael Orbegozo, Fernando Becker y el propio Galán, el jueves le llegó el turno a la Iberdrola Renovables Energía, que está imputada como persona jurídica en el ‘caso Villarejo’. Pero hubo pocas sorpresas: el representante legal de la compañía (concretamente, Javier García de Fuentes, el secretario de su Consejo de Administración) negó ante el juez García-Castellón que contratara los servicios de Villarejo, y más en concreto, que lo hiciera para espiar a una empresa suiza denominada Eólica Dobrogea, sino que se abonaron al Grupo Cenyt unos gastos de una oferta de servicio que se hizo en 2011 pero nunca se realizó. Además, García de Fuentes ha subrayado que la oferta de las empresas de Villarejo llegó desde el departamento de Seguridad de Iberdrola cuando era dirigido por Antonio Asenjo y también ha repochado la conducta del que entonces era jefe de Control Corporativo (controller) de la eléctrica, José Antonio del Olmo.
Y en el entretanto, Iberdrola ha seguido comunicando noticias que reflejan la buena gestión empresarial de Galán. La eléctrica se ha situado de nuevo entre las 25 primeras compañías del mundo por criterios de sostenibilidad, según el índice que elabora anualmente Corporate Knights. Además, no se olvida de España, donde se ha consolidado como el mayor impulsor de energías renovables con la instalación de 2.000 nuevos megavatios durante la pandemia.