“Si Botín y Galán protestan es que vamos en la buena dirección”. Esta frase dicha por Pedro Sánchez a finales de julio marcó un antes y un después en la relación de Moncloa con el Ibex en general y con Botín y Galán en particular. Desde entonces, rota la interlocución entre ellos y Moncloa, buscaban el momento de escenificar ese divorcio y el momento ya ha llegado.
Para su reelección al frente de la CEOE, Antonio Garamendi contó con el apoyo de las grandes empresas como Santander e Iberdrola, como adelantó Hispanidad. Ahora, tanto el banco como la eléctrica han lanzado al presidente de la patronal para que escenifique esa ruptura aprovechando la enmienda, admitida el martes, de Bildu, PSOE y Podemos para que la Inspección de Trabajo y Seguridad Social evalúe las causas alegadas por una empresa para presentar un ERE, y pueda emitir un informe desfavorable al mismo, algo que se rechazó durante la negociación de la reforma laboral.
“A la espera de una rectificación, los empresarios españoles rechazamos la interlocución con el Ministerio de Trabajo por entenderla tramposa y contraria a la buena fe”, afirmaron CEOE y Cepyme este miércoles en un comunicado. Garamendi se ha dado cuenta ahora de algo que la mayoría de los españoles conocen desde hace años: que las intenciones del Gobierno Sánchez en general y de la ministra Yolanda en particular no son buenas.
Lo cierto es que el presidente de la CEOE ha aprovechado la enmienda para mostrar firmeza frente a Moncloa… por orden de Iberdrola y Santander, este último ninguneado por el Ejecutivo en PRISA.
En cualquier caso, Garamendi sigue sin poner el foco en lo más importante: bajar las cuotas sociales. ¿Rechazar una nueva subida del SMI? No, el salario mínimo hay que subirlo, pero bajando las cuotas sociales. Y ese mensaje, que debería ser el más repetido desde la CEOE, es el que menos se escucha.