Decíamos que IFM tiene la vista puesta en alcanzar el 16,6% del capital de Naturgy y solicitar un segundo consejero, pero el asunto no es sencillo. Primero, porque no hay un gran número de títulos de la energética disponibles (el capital flotante es del 13,4%)... y además, el precio es caro: la cotización está en 25,86 euros, bastante por encima del precio final de su opa (22,07 euros, tras descontar dos pagos de dividendos).
Recuerden que en dicha operación, el fondo australiano sólo logró hacerse con el 10,83% del capital de Naturgy, frente al 22,69% al que aspiraba. Sin embargo, fue muy defendido por la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, quien insistía en que no era cortoplacista; entró en una empresa estratégica como cuarto accionista y sentó a su representante en España, Jaime Siles, en su Consejo. Desde entonces IFM ha recurrido a la compra de acciones para continuar elevando su participación, que actualmente es del 14,5%, pero eso sí, ha tenido que pagar más de lo ofrecido en la opa.
Unos días después de que IFM fuera recibido en La Moncloa, dando así Pedro Sánchez una nueva bofetada a una empresa española (a la que se suma su plantón al congreso anual del Instituto de la Empresa Familiar por quinto año consecutivo), sorprende la nueva intromisión que no viene a cuento a través de una entrevista en Expansión. Ribera ha señalado que “escindir Naturgy no es lo más aconsejable” y que “el Gobierno lo vigilará”.
La vicepresidenta ecológica en funciones se refiere al Proyecto Géminis que Naturgy presentó el 10 de febrero de 2022, pero que quedó en stand by tras el estallido de la guerra en Ucrania dos semanas más tarde, a la espera de mejores condiciones en el mercado. Tras el plantón de Ignacio Gutiérrez-Orrantia, candidato a CEO propuesto por el primer accionista, Criteria Caixa, ante la petición de los fondos (CVC, GIP e IFM), el Consejo constató el “sentido estratégico” de la fisión en dos (por un lado el negocio regulado -transporte y distribución de luz y gas- y por otro, el liberalizado -generación y comercialización-), pero se emplazó “a seguir analizando las posibles alternativas de ejecución y sus calendarios asociados”. Por tanto, el Proyecto Géminis sigue en el horizonte, pero ahora no es la prioridad en la que está pensando la energética que dirige Francisco Reynés, por lo que se entienden aún menos las palabras de Ribera al respecto, ¿busca sembrar división entre los fondos presentes en el accionariado?
Al hilo de esto, cabe destacar que CVC, GIP e IFM están atrapados en Naturgy, porque si venden sus participaciones en grandes paquetes, provocarían el desplome de la cotización; y si la venta es poco a poco no dañarían la acción, pero tardarían años en irse. Una buena alternativa para ellos sería el Proyecto Géminis, pero como no es factible en las actuales condiciones del mercado, exigen un dividendo cada vez más elevado, lo que supone un dilema para Reynés con el que lidiar al tiempo que debe realizar elevadas inversiones. Hace poco más de dos meses, Naturgy elevó el suelo del dividendo anual a 1,40 euros por acción, siempre y cuando se mantenga el rating crediticio de BBB por Standard & Poor’s, lo que supone 20 céntimos más que el fijado hace dos años, cuando se presentó el Plan Estratégico 2021-2025. Además, continuará el pay out promedio en el 85% previsto hace dos años, un porcentaje muy superior al 70% que supuso el dividendo de 2022 y que refleja la exigencia de los citados fondos.