Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, no ha dejado a nadie indiferente, tras la Junta de Accionistas celebrada hace unos días. Y es que con valentía se atrevió a abrir el debate sobre las mentiras ecologistas, e incluso mostró mucho más respeto y educación que Greenpeace, que no le trató de la misma manera.

El CEO de la compañía multienergética se convirtió en trendic topic en la red social X (antes Twitter) en España, después de sus palabras en la reciente Junta de Accionistas. Una cita en la que volvió a defender la producción de petróleo y gas, al mismo tiempo que se apuesta por la descarbonización. Claro que en la Junta de este año fue más allá que en la Junta de 2023, donde señaló que “es ético producir el petróleo y el gas que el mundo necesita”, porque ahora ha respondido a los ecologistas de Greenpeace y a la Fundación Finanzas Éticas que “si dejamos de producir petróleo y gas, aumentará la dependencia de Putin… y los precios”. Asimismo, Imaz subrayó que “aumentará la dependencia geopolítica, por ejemplo, de regímenes totalitarios” (Rusia, China...) y que “los precios altos no impactan en esta casa, sino en las familias y las industrias europeas”.

Unas palabras que fueron repetidas en X, y en la mayoría de los casos fue para ser aplaudidas. La respuesta de Greenpeace, como era de esperar, también se hizo presente, presumiendo de la intervención de Celia, con sólo 25 años en la Junta de Repsol, aunque no por ser propietaria de acciones, sino porque le habían cedido una acción. Eso sí, la organización ecologista debería tomar buena nota no solo de las palabras de Imaz, sino del respeto y la educación que este tuvo con su representante, pese a la discrepancia en las ideas. Y es que Greenpeace no tuvo el más mínimo reparo en referirse al CEO de Repsol como el “señoro” en X y pedirle “deje de perforar y comience a pagar”.

Conviene que estos ecologistas y otros que se han unido a la guerra que ha iniciado Iberdrola contra Repsol tuvieran en cuenta que esta última fue la primera empresa de su sector en comprometerse con el objetivo de ser cero emisiones netas para 2050 y lo hizo el 3 de diciembre de 2019. Asimismo, en la Junta, el presidente no ejecutivo de Repsol, Antonio Brufau, refirió la geopolítica de la transición energética aludiendo a que la principal fuente de generación eléctrica en China es el carbón y que el gigante asiático mantendrá su dominio a medio y largo plazo en la producción de las tecnologías de la transición energética (entre ellas, sulfato de níquel, sulfato de cobalto, litio, polisilicio, celdas de baterías, módulos de paneles solares, electrolizadores). Una transición que en Repsol se lleva a cabo teniendo en cuenta el famoso trilema energético (sostenibilidad, seguridad de suministro y precios asequibles), apostando por la industria (algo que no es la prioridad de la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera,... que ahora está más centrada en política al liderar la lista del PSOE a las elecciones europeas del próximo 9 de junio) y por la descarbonización porque no todo se puede electrificar. 

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