Para entendernos, el problema principal de Marc Murtra no es otro que la nula credibilidad de Pedro Sánchez, que es capaz de decir una cosa y su contraria en el mismo discurso, y por la tarde negar ambas cosas. Y si mantiene su palabra lo más probable es que no la cumpla. No hace falta poner ejemplos.
Los cambios en INDRA promovidos desde Moncloa estaban destinados a convertir la empresa en referente de la industria de Defensa española. Si algo nos ha enseñado la guerra de Ucrania es la importancia de la soberanía, no solo energética, sino también de Defensa, en el marco de la Unión Europea, naturalmente.
El problema principal de Murtra es que el Gobierno no quiere poner más dinero y sin dinero no se puede dar ese salto. Moncloa tomó el control de INDRA, de la que ya era el principal accionista, de mala manera en lugar de lanzar una Opa por el cien por cien del capital, que este miércoles tiene un valor en bolsa de 1.470 millones de euros, calderilla para un Ejecutivo que ha destinado 20.000 millones a políticas de Igualdad, hasta 2025.
Tampoco hay dinero para entrar en ITP Aero, empresas que lleva el mantenimiento de los aviones del ejército del Aire y participa en el proyecto del nuevo caza europeo. “No está sobre la mesa”, afirmó Murtra este miércoles en un desayuno organizado por CEDE (Confederación Española de Directivos y Ejecutivos).
En otras palabras, tras autorizar la compra de ITP por Bain Capital y permitir la entrada de Sapa -socio de Bain en ITP- en el Consejo de Administración de INDRA a pesar de tener solo un 5% del capital, da por concluidos sus compromisos con el fondo norteamericano y, más importante aún, con el PNV.
Y mientras el negocio de Defensa sigue pendiente de los Presupuestos Generales del Estado, Minsait, la división que dirigía la destituida Cristina Ruiz, continúa siendo el sostén de la compañía. Ahora bien, según Murtra, la segregación de esta división “siempre está en la mesa”. No obstante, no parece que estemos en el mejor momento para hacerlo.