Indra está paralizada. Son muchas las decisiones que tomar y no parece que nadie tenga prisa por tomar ninguna. Si practicamos el nobilísimo juego de buscar culpables tendremos que repartir responsabilidades entre el Consejo, -muy dividido-, el presidente Marc Murtra, que a día de hoy no tiene poderes ejecutivos y la Moncloa, o la SEPI, como prefieran, que no acaban de dibujar lo que se supone va a constituir la punta de lanza de la industria de Defensa Europea
Y las decisiones urgen, al menos en tres apartados: la compra de ITP -o la no compra-, el nombramiento de un nuevo CEO y la posible escisión de la compañía entre la división de Defensa y el Mintsai.
Ejemplo: el consejo de administración celebrado el martes 16. No sirvió para nada, Bueno sí: se formalizó el inicio, somero y vago, de la valoración de ITP para su posible compra. Es una forma de que cuando llegue el nuevo CEO tenga ya las cifras sobre la mesa. Ahora bien, ¿y si el nuevo CEO considera que la opción mejor para Indra es no adquirir ITP?
Lo del CEO aún es peor. La lista elaborada por el cazatalentos contratado ya la conoce medio Madrid y un cuarto ya señala con el dedo al elegido, que como es sabido nunca se conoce hasta el final (ja, ja ja). Sin embargo, el cesado -sí, así se anunció- CEO, Ignacio Mataix... no ha sido cesado de hecho y sigue participando en la vida interna de la compañía. Un poco caótico.
Por último, la escisión. Como ya informara Hispanidad era la opción preferida por la SEPI pero ahora se lo están pensando. Puede segregar la división Mintsai de Defensa, pero entonces hablaríamos de dos compañías.
El cesado Ignacio Mataix continúa en su despacho "y mandando"
El plan concreto de la SEPI aún era más complicado. Se trataba de mantener Indra pero que sólo una de las divisiones, Defensa, cotizara en bolsa. Eso sería difícil de entender hasta para Elon Musk.
Además, ahora, Moncloa ha dado un nuevo giro y se dedica al no muy bien visto ejercicio de vender paquetes accionariales de Indra -caso del Grupo Escribano- a cambio de contratos de Defensa. Esta es una técnica peligrosa aunque seguramente agradará a Joseph Oughourlian, empeñado en salir con un pelotazo que le compense de sus pérdidas en PRISA. Y es peligroso por dos razones:
1.No es serio, que en un sector tan sensible como el de Defensa subastas contratos a cambios de participaciones accionariales.
2.Este es un sector muy especial, ligado siempre al presupuesto público y con una tendencia a la corrupción muy acentuada, y esto desde que se inventó el arco y las flechas.
En ITP presionan para que se inicie un proceso de valoración de la compañía, previo a la adquisición. Es decir, empezamos la casa por el tejado
En cualquier caso, el Gobierno debería explica qué quiere hace con Indra. A fin de cuentas, hablamos de la industria de defensa española en un momento en que toda Europa, tras la invasión de Ucrania y las presiones de Estados Unidos, está replanteándose su política de Defensa.