Tal y como adelantara Hispanidad, el Consejo de Administración de Indra ha decidido cesar a su consejero delegado, Ignacio Mataix, quien se ha resistido hasta el final.
Nadia Calviño repetía a quien quisiera oírle que Indra es una sociedad cotizada y que las decisiones sobre su futuro tendrá que tomarlas su consejo de Administración, no el Gobierno. Si lo dice doña Nadia, habrá que creerla, ¿acaso la han visto mentir alguna vez?
España podría contar con una ingeniería de Defensa de primera categoría si el Ministerio de Defensa le otorgara un presupuesto adecuado
Al final, el presidente de Indra, Marc Murtra, conseguía su propósito un lunes por la tarde: el consejo, por unanimidad, decidía el cese de Ignacio Mataix y abría un concurso para designar su sucesor. Murtra ha cumplido las decisiones de Moncloa y ahora la escisión es posible.
A ver, la SEPI, principal accionista de Indra, tenía una idea clara del futuro de la ingeniería: escindir la compañía en una empresa de sistemas de información, la actual Mintsai, privada casi al 100 por 100, y otra de Defensa, propiedad 100 por 100 del Estado, según el modelo habitual en otros países europeos.
Ahora o nunca. Si no se toma una decisión sobre Indra, Navantia e ITP, España no pintará nada en la industria de defensa europea durante los próximos 25 años
Es el momento, porque ahora mismo Europa está decidiendo su estrategia de Defensa y porque en España, el Ministerio de Defensa cuenta con el presupuesto más rumboso de los últimos lustros.
Ojo, la reconversión en la cúpula no ha terminado: ahora que ha hecho lo que Moncloa le exigía, Murtra debe conseguir la Presidencia ejecutiva, puesta en solfa tras el ridículo del cese de muchos ejecutivos.
Porque España podría contar con una ingeniería de Defensa de primera categoría si el Ministerio de Defensa le otorgara un presupuesto adecuado.
Es ahora o nunca. Si no se toma una decisión sobre INDRA, Navantia e ITP, España no pintará nada en la industria de defensa europea durante los próximos 25 años.