Al Gobierno le ha sorprendido la reacción del mercado al cese múltiple de la Junta de INDRA celebrada la pasada semana. Se echó fuera a consejeros independientes rebeldes pero utilizando a Amber Capital, que lidera Joseph Oughourlian, presidente de PRISA (que hoy ha celebrado también su Junta General) y que más que un fondo activista parece un fondo terrorista (tranquilos: mercantilmente terrorista).
Por decirlo pronto: gusta el qué pero no el cómo. El proyecto de crear una industria de defensa española en un momento en que el sector de Defensa se dispara en toda Europa, es bueno y que mande el Gobierno también. Ahora bien, no se debió a hacer a través del 'terrorista' Oughourlian, de la misma forma que el Gobierno no debe prohibir una pregunta parlamentaria sobre el caso INDRA, alegando que no está de actualidad. ¡Pues menos mal!
Y luego está el síndrome Iranzo: si hay pacifistas en el Gobierno no habrá forma de forjar el proyecto de INDRA
Pero vamos al fondo de la cuestión. Se impone la tesis de que la SEPI lance una opa y acabemos con esto. De esta forma, la lucha por los independientes dejará de tener sentido: INDRA sería una empresa de mayoría pública aunque continuara cotizando en el mercado bursátil.
Pero la ministra titular de la SEPI, María Jesús Montero, se resiste al desembolso. La verdad es que ahora sería buen momento, porque ya hay fondos que analizan la posibilidad de judicializar el caso... y porque la cotización, aunque superior a cuando se marchó Abril Martorell, anda baja.
Lo cierto es que España no debe desaprovechar una oportunidad de tener una industria de defensa propia pero hay que hacer las cosas bien
Y luego está el síndrome Silvia Iranzo: la exsecretaria de Estado con Rodríguez Zapatero se va porque le da pampurrias y profundo reconcomio interior ser vocal en una empresa de armas. Al parecer, se ha enterado ahora de que INDRA estaba en el sector de defensa. Pues mire usted, si hay pacifistas en el propio gobierno no habrá forma de forjar el proyecto INDRA.
Lo cierto es que España no debe desaprovechar una oportunidad de tener una industria de defensa propia pero hay que hacer las cosas bien. Por ejemplo, con una opa. El Estado haría un buen negocio.