El IPC de diciembre de la eurozona escaló hasta el 2,9%, frente al 2,4% de noviembre, y rompió la racha de cuatro meses de bajadas. Desde luego, no es la mejor noticia para los que auguran una bajada de tipos de interés del BCE durante el primer semestre del año. En cualquier caso, el 2,9% anunciado este viernes por Eurostat contrasta con el 3,1% con el cerró el IPC en España, en diciembre. Otro logro más de Nadia Calviño, una de nuestras peores ciudadanas, ahora dispuesta a triunfar en el BEI.
El IPC subyacente (sin energía ni alimentos frescos), eso sí, bajó hasta el 3,4%, frente al 3,6% de noviembre, un nivel que no se veía desde marzo de 2022. Y como en el caso del índice general, España vuelve a perder en la comparación, ya que marcó un IPC subyacente del 3,8%.
Lo mollar, en cualquier caso, es preguntarnos cuál es el origen de la inflación, ¿el aumento de la demanda, que hace subir los precios, o la escasez de oferta que, a pesar de que no hay demanda, provoca la subida de precios? Más parece lo segundo, en una economía tan intervenida y, sobre todo, tan verde como la europea. Producimos menos y más caro, y eso no se arregla subiendo los tipos de interés, sino produciendo más y más barato.