El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer hoy los datos definitivos del Índice de Precios de Consumo (IPC) del mes de mayo.
En tasa anual, el IPC se ha quedado en el 3,2% (frente al 4,1% del mes de abril).
En términos mensuales (mayo sobre abril), el IPC no experimentó variación tras tres meses consecutivos de subidas mensuales de precios.
En cuanto a la inflación subyacente (la inflación que no tiene en cuenta los productos energéticos ni los alimentos frescos) se quedó en el 6,1% (frente al 6,6% de abril).
Insistimos: para el cálculo de la inflación se prescinde dentro del IPC de los componentes más volátiles -cuyos precios sufren grandes fluctuaciones debido a conflictos internacionales, malas cosechas, etc.- entre los que se encuentra el índice energético (gasolina, gas, electricidad) y el índice de alimentos no elaborados (frutas, verduras, etc.). Además, este tipo de inflación permite medir los resultados de la política monetaria en un país, ya que se excluyen los elementos internacionales. Así que un 6,1% en la inflación subyacente sigue siendo una tasa muy alta y no habla muy bien de la política económica del Gobierno de Pedro Sánchez y Nadia Calviño.
Y no digamos nada respecto a los precios de los alimentos, que en tasa anual subieron durante el mes de mayo un 12% (frente al 12,9% del mes de abril). Esto quiere decir que, respecto al mes de mayo del año anterior, los alimentos son hoy un 12% más caros.
Además, en tasa mensual, el precio de los alimentos aumentó un 0,4%, debido, fundamentalmente, a la subida de los precios de la fruta (7%), patatas (2,9%) y de la carne (0,7%).
El Ministerio de Asuntos Económicos, en su valoración de los datos, ha destacado: "La inflación de los alimentos ha continuado descendiendo en mayo casi un punto gracias a la bajada de los precios de productos básicos como leche, queso, huevos o pescado”.
Pero el ministerio de Nadia Calviño olvida a propósito que, en relación a mayo del año pasado, el azúcar ha subido un 46,3%; la leche (+23,6%); patatas (+17,9%); carne de cerdo (16,1%); legumbres y hortalizas (+15,8%); cereales (15,5%); productos lácteos (+14,5%); huevos (+13,2%) y el aceite (+11,6%).