A los inversores no les gustas las participaciones estatales en las compañías, como se puede ver en las cotizaciones de este viernes de Air France-KLM e IAG. Y es que la primera recibe un fuerte castigo bursátil (su cotización cae más de un 16%), a pesar de haber dejado atrás las pérdidas y de elevar notablemente el resultado bruto de explotación (Ebitda), como se puede ver en sus resultados de los nueve primeros meses.
El grupo aéreo, que ya controlaban en un 28% el Estado francés y en un 9,3% el neerlandés antes de la ampliación de capital del pasado mayo, ha logrado un beneficio neto de 232 millones de euros hasta septiembre, lejos de las pérdidas de 3.164 millones de hace un año y superando en un 77,6% las ganancias de 135 millones que obtuvo en el mismo periodo de 2019, antes del estallido del Covid. Por su parte, el Ebitda ha pasado de ser negativo en 82 millones a uno positivo de 2.829 millones, y los ingresos se han duplicado, hasta 19.264 millones, gracias a que también ha duplicado el número de pasajeros por los aumentos de demanda y oferta, y los mayores precios de los billetes.
A estas buenas cifras se suma una liquidez de 12.300 millones y una deuda neta de 6.036 millones, inferior en 2.251 millones a la del cierre de 2021, gracias a generación de caja. Por ello, podrá reembolsar en noviembre de forma anticipada 1.000 millones de los 3.500 millones pendientes de los préstamos garantizados por el Estado francés que recibió durante la pandemia. El CEO del grupo aéreo, Benjamin Smith, ha destacado que los buenos resultados se han producido a pesar del aumento de los costes del combustible y de la inflación. Sin embargo, conviene recordar que los números de Lufthansa sí fueron aplaudidos por el mercado el jueves 27… seguramente porque el Estado alemán ya ha salido de su accionariado.