Cisco cerró su último ejercicio fiscal en julio con un beneficio neto de 10.320 millones de dólares (unos 9.420 millones de euros), un 18,2% menos que el ejercicio anterior. La clave estuvo en la caída del 9% de las ventas de productos, que no superaron los 39.253 millones de dólares (35.835 millones de euros). El aumento del 5% de los ingresos por servicios, hasta los 14.550 millones de dólares (unos 13.280 millones de euros), no fue suficiente.
Aun así, Cisco confía en la inteligencia artificial, como hace todo el sector, y para ello requiere de elevadas inversiones, unos recursos que no buscará mediante una ampliación de capital, sino mediante el ajuste de plantilla que afectará a más de 5.000 empleados, el 7% de los trabajadores del grupo. A los inversores les convenció el plan y las acciones de la multinacional se dispararon más de un 10% al comienzo de la sesión.
Está claro que el mercado sólo busca el beneficio. El cómo se consiga no es tan importante.