Este jueves 7 de abril se ha celebrado la junta general de accionistas de Ferrovial. El presidente de la compañía, Rafael del Pino, ha señalado la recuperación de los resultados financieros. Recordemos que Rafael Del Pino es propietario del 20% de Ferrovial, seguido de su hermana María, propietaria de un 8% y su hermano Leopoldo (4%), quien vendio en 2019 casi un 1% de su participación. Después encontramos a varios fondos que rondan el 3% de la propiedad, como BlackRock, Fidelity International y Lazard Asset.
Con un quórum del 73,8% del capital, se han aprobado todos los puntos del día, las cuentas anuales, así como la entrega de un dividendo. El dividendo, que ascenderá a 0,715 euros, se distribuirá en dos partes, una primera de 0,285 euros por acción, y una segunda de 0,43 euros, con un desembolso máximo total de 520 millones de euros.
También han salido aprobados los puntos polémicos, como la reelección del presidente como consejero delegado, el informe sobre la Estrategia Climática, y la ratificación de siete consejeros. Entre los que se encuentran Óscar Fanjul, María del Pino, José Fernando Sánchez-Junco y Bruno Di Leo, y la ratificación y nombramiento como consejeras de Hildegard Wortmann y Alicia Reyes.
Recordemos que la Junta se ha visto envuelta en polémica cuando grandes fondos anunciaron su voto negativo a la reelección de Del Pino. ISS, asesor de gobierno corporativo de los fondos, recomendó que los fondos votaran en contra de la renovación del presidente, pese a la existencia de un CEO, Ignacio Madridejos. Los fondos quieren el modelo chairman, es decir, quieren un presidente insitucional y un consejero delegado que mande de verdad. A ojos de los inversores, varios presidentes de las empresas españolas del Íbex tienen demasiado poder. Este hecho resultaba especialmente relevante, puesto que Del Pino no solo es el presidente de Ferrovial, sino que también es el propietario
Ningún accionista ha intervenido, todas las votaciones han salido adelante y no ha habido incidencias reseñables. Quizá los proxys tengan razón, y Rafael del Pino lo tiene todo 'demasiado' controlado.