Los resultados de Kutxabank no son malos. el presidente, Antón Arriola, ha sabido mantener el elevadísimo grado de solvencia del 22 y ha abordado, gracias a la subida de tipos, el problema de su escasa rentabilidad. Y también en esta línea lo está haciendo bien.
Hay que reconocer, por tanto, que era un buen momento para que Ignacio galán le pidiera que BBK aumentará su actual participación en Iberdrola, del 1,7%. Desde hace un año la caja vasca no había incrementado su participación que históricamente llegó a rondar el 8 %.
Pero Antonio Arriola se ha negado y eso que Javier Sagredo, el hombre que le disputó la presidencia de Kutxabank, era partidario de hacerlo. Sagredo es consejero de Iberdrola en representación de BBK, la antigua caja de Vizcaya. Pero Arriola sabe muy bien que las relaciones entre el PNV e Ignacio galán ya no son lo que eran. Y sobre todo, sabee que si Ignacio galán intenta ganarse a Kutxabank como socio relevante es porque los fondos presentes en Iberdrola, y sobre todo BlackRock, dirigido por el presunto amigo de Galán, Larry Fink, y el resto de fondos de la eléctrica no aceptan la sucesión dinástica que pretende Ignacio Galán: es decir que le suceda su yerno o su hijo, ambos en directivos de Iberdrola.
Por otra parte, Arriola también sabe que la situación de Iberdrola no es la mejor de las posibles, con un apalancamiento excesivo que, si las cosas siguen como están, no tendrá otro remedio que ir a una fusión internacional. Y en las fusiones internacionales el capital de los principales accionistas se diluye.
Por tanto la reacción de Kutxabank, por el momento está cerrada a un mayor compromiso con la primera eléctrica española. Mientras, Galán intenta sortear la petición expresa de que ceda poder a su equipo directivo. Pero claro, eso atentaría contra su naturaleza.