En el contexto actual, la banca privada está adquiriendo un atractivo que antes, cuando los tipos de interés eran ‘normales’ y la liquidez no inundaba los mercados, no tenía. Es un negocio que siempre ha estado ahí, pero ha sido ahora cuando los grandes bancos de nuestro país han comenzado a dedicar recursos que antes destinaban a atender a la gran masa de clientes, más conocida como banca particular.
Hablamos de banca privada, que cerró 2018 con más de 463.000 millones de euros de patrimonio gestionado y que ha crecido a una media del 5% en los últimos años. Recuerden: banca privada, a partir de 600.000 euros de patrimonio líquido, y banca personal, entre 100.000 y 600.000 euros.
¿Qué bancos lideran este negocio? Santander y BBVA, con el 37% del mercado. La entidad que preside Ana Botín dio un impulso importante tras hacerse con la división de banca privada del Popular en junio de 2017. En un segundo escalón están Caixabank, Sabadell y Bankinter, que controlan el 28% de cuota.
En definitiva: el futuro de la banca pasa por la banca privada y la banca personal. Mejor la primera que la segunda. Y el resto, el cliente particular, que vaya al cajero y/o utilice el móvil
Menos glamour tiene el cliente de banca personal, cuya diferencia con la privada, además del patrimonio mencionado antes, estriba en que no tiene derecho al llamado ‘confesionario’, esto es, a ser atendido de manera completamente privada, lejos de las miradas del resto de los mortales. Máxima discreción, incluso al entrar y al salir de la oficina bancaria.
Caixabank y BBVA son los líderes de banca personal en España. Entre los dos controlan, nada menos, que el 40% del mercado. Les siguen de cerca Santander, Bankia e Ibercaja, con una cuota conjunta del 38%. No está mal: estas cinco entidades se reparten el 78% de un negocio que gestionó más de 525.000 millones de euros en 2018.
Todo esto recuerda a lo de los patricios y plebeyos que repetía el que fuera vicepresidente del BBVA, Gervasio Collar: nosotros los patricios (de Neguri) siempre hemos tenido plebeyos del PNV, que nos administraban el dinero.
En definitiva: el futuro de la banca pasa por la banca privada y la banca personal. Mejor la primera que la segunda. Y el resto, el cliente particular, que vaya al cajero y/o utilice el móvil.