Ya ha empezado oficialmente la campaña electoral del 28-A, aunque había arrancado cuando se tumbó el proyecto de Presupuestos del Gobierno Sánchez. Un contexto que no es baladí, pues llega un aluvión de promesas de todo tipo, pero ojo, porque las desastrosas ocurrencias de la izquierda, unas puestas en marcha y otras lanzadas como ideas estrella, pueden disparar la luz a precio de oro.
Y ojo, porque la electricidad ya es bastante cara en España. Parece que no sería descabellado poner en práctica el refrán de Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy. Señores políticos, ténganlo en cuenta.
Empecemos por el PSOE, que actualmente ocupa La Moncloa. Pedro Sánchez, muy dado a las desastrosas ocurrencias (recuerden cuando presumió de subir un 22% el SMI, pero sin tener en cuenta que eso disparaba la cotización de los autónomos). Pero en esta ocasión, toca centrarse en el tema energético, concretamente en el cierre de nucleares acordado con las eléctricas para el periodo 2027-2035.
Sánchez quiere el fin de la nuclear, lo contrario que ¡la mismisima ONU! y Endesa augura problemas futuros
Ya saben lo muy ecologista que es el Gobierno Sánchez, pero ojo, quiere cargarse la energía nuclear, a pesar de que no emite CO2, el gas, contra el que ha lanzado una guerra feroz para luchar contra el cambio climático. El fin de la nuclear es más bien una idea de bombero, de hecho, el CEO de Endesa, José Bogas, augura problemas y es que esta energía es la que más electricidad genera en España (algo más de un 21%).
Asimismo, el fin de la nuclear va contra lo dicho por la ONU. Sí, la misma que tanto alaba Sánchez y sigue fielmente con su Agenda 2030 en pro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El pasado jueves, una de las expertas en cambio climático de Naciones Unidas, Thelma Krug, alabó la energía nuclear e invitó a lo contrario: aumentar su contribución. ¿La razón? Contamina casi lo mismo que la eólica y menos que otras renovables. Todo un golpe para el muy ecologista Gobierno Sánchez.
Y del PSOE al partido Unidas Podemos que lidera Pablo Iglesias. Su desastrosa ocurrencia, si llega a La Moncloa, es crear una agencia pública de la energía para competir con las eléctricas privadas y ayudar a bajar la factura de la luz y en la transición energética.
Iglesias quiere vender energía a través de una compañía pública que compita con las demás, aunque carga contra lo mal que se hizo la privatización
Esta agencia se llamaría Red Pública y comercializaría energías renovables, impulsaría el autoconsumo e instalaría puntos de recarga para que en 2040 todos los coches en España sean eléctricos. No aspira a casi nada el podemita, olvida que para esto último antes hay que resolver temas como el de las baterías y precios más asequibles.
Claro que a Iglesias pronto se le ven las intenciones, su anuncio es sólo una excusa más para volver a cargar contra la privatización de la electricidad (sin olvidar mencionar las puertas giratorias) y lo mal que se hizo, en su opinión. Debería tener en cuenta que el 50% de la tarifa eléctrica son peajes y los decide el Gobierno, mientras que el resto son precios de mercado, pero también influye el Estado con el pool por ejemplo, entre otras cuestiones. Así que parece que no es todo culpa de las eléctricas en este tema…
Y claro, ya saben que lo contrario a privatizar es hacer público o lo que es lo mismo nacionalizar. ¿Se imaginan lo que costaría hacerlo con la energía en España? Mejor, no sacar la calculadora porque habría que pagar miles de millones a las empresas del sector.
A la ministra Ribera no le preocupa haber dejado a las gaseras sin 250 millones desde el pasado junio
La ministra de Transición Ecológica, la muy 'verde' Teresa Ribera, no está preocupada por haber privado de 250 millones a las gaseras desde el pasado junio. Como ya contó este medio, esto se debe a que no ha aprobado los pagos por disponibilidad del segundo semestre de 2018 ni tampoco los de este año en su conjunto. Un retraso que se debe a que iban a sacar un nuevo mecanismo de pago acorde a la directiva europea. Pero al final, ni lo uno ni lo otro.
Esta misma semana, en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum, aunque con bastantes sillas vacías (algo raro, tratándose de la ministra del sector energético), respondió que "hay que ser cuidadosos, tener claro hacia dónde queremos ir y ser respetuosos con los marcos europeos". O sea, nada de nada, palabras que se quedan en la teoría sin llevarse a la práctica, mientras las gaseras se ven perjudicadas.