Meliá tiene dos objetivos primordiales: volver a ganar dinero y, al mismo tiempo, reducir la deuda que ha aumentado durante los meses más duros de la pandemia y que en septiembre cerró en 2.811,9 millones de euros, 208 millones más que en enero.
La mayor cadena hotelera española, propiedad de la familia Escarrer, logró reducir un 65% las pérdidas durante los primeros nueve meses del año, hasta los 166,3 millones de euros, y eso es una buena noticia, pero aún está lejos de los 96,8 millones que ganó en 2019. Y eso que el año pre-pandemia no fue particularmente positivo para la compañía, ya que redujo las ganancias un 23,7% respecto al ejercicio anterior.
Los ingresos también andan algo lejos de los niveles precovid: 521 millones (un 21% más que en 2020), frente a los 1.388,1 millones de 2019.
La compañía que dirige Gabriel Escarrer ya se ha puesto manos a la obra para darle la vuelta a la situación y en verano vendió ocho hoteles a Victoria Hotels & Resorts, la firma creada junto con Bankinter y otros inversores y de la que Meliá tiene el 7,5% tras la venta. El objetivo era reducir deuda: la operación se cerró por 203 millones, el impacto en caja fue de 170 millones y la plusvalía, de 62 millones. El grupo no descarta vender más hoteles.
El grupo ve con optimismo el futuro inmediato: “En los mercados vacacionales ya hemos visto una importante recuperación en el tercer trimestre, que proyectamos continúe en el cuarto trimestre”, señaló la compañía en un comunicado.
Meliá ha comenzado la sesión bursátil de este lunes con caídas superiores al 2%, pero ha ido recuperando el pulso a lo largo de la mañana de tal manera que al medio día las caídas se habían suavizado hasta el 0,20%, por encima del -0,23% del Ibex.