Si uno observa los resultados de la aseguradora Línea directa, propiedad del Bankinter de Jaime Botín, correspondientes al primer semestre del año en curso, lo primero que tiene que decir es que son buenos. El famoso ratio combinado asciende 12 puntos hasta el 95,5 y Línea Directa lleva ya cuatro trimestres en beneficio, corto pero aceptable y en cualquier caso, la CEO de la aseguradora, Patricia Ayuela ha puesto orden en el caos que era Línea Directa, una compañía de crecimiento tan vertiginoso como falto de solidez. Apuntar ahora hacia el dividendo, está bien. Queda aun mucho por hacer para recuperarse del desastre del pasado reciente, pero el camino es el adecuado.

Pero ese no es el principal problema de marca. El problema es el que Alfonso Botín hombre fuerte de Bankinter, se negaba a admitir hasta hace bien poco tiempo. La historia de Línea Directa es muy sencilla. Una aseguradora artificialmente hinchada que luego los Botín sacaron a Bolsa, dieron un peloitazo tremendo... y a continuación se hundió. Le tomaron el pelo al perqueño accionista y luego pagaron la consecuencias: nadie quería saber nada de los títulos de Línea Directa.

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Por eso se encargó a Ayuela que le pusiera esqueleto a la compañía e institucionales y minoritarios han tardado en perdonarles... y empiezan a perdonarles ahora. Cuando acabe la travesía en el desierto, habrá que proporcionarle a Ayuela un aplauso cerrado... pero aún queda mucho por hacer.