Con su adhesión al Pacto Mundial, Línea Directa “refuerza su compromiso con la sostenibilidad”, según el comunicado remitido este lunes por la aseguradora. Es un aspecto clave para la compañía: su Plan trienal de Sostenibilidad contempla 71 acciones concretas en 15 áreas de actuación para el periodo 2020-2022, “y que está integrado en la estrategia corporativa e incorpora los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, afirma el comunicado.
Esto es bello e instructivo, porque el Objetivo 3.7, como hemos explicado en numerosas ocasiones en Hispanidad, consiste en “garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales”, para 2030.
Traducido: promover el aborto y la esterilización, un camino que tomó Bankinter en verano de 2020.
Que Línea Directa apoye con entusiasmo los ODS, en realidad no debería extrañarnos, toda vez que su principal accionista es Jaime Botín (23,05%), para quien el bien y el mal dependen únicamente del consenso, y su hijo Alfonso, el presidente. Así, lo más probable es que para el tío de Ana Botín, el punto 3.7 de los ODS se quede corto y debería incluir acciones contra la Iglesia por su lamentable empeño de defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Lean, si no, lo que escribió en su día en El País:
“De la herencia del franquismo tenemos algunas cosas buenas y una malísima, que es la moral rancia e hipócrita que nos legaron nuestros padres, por supuesto, con la mejor voluntad. Nos corresponde a nosotros, como ahora se dice, el “derecho a decidir”; ha llegado el momento de decidir lo que está bien y lo que está mal. Y, por una vez, sería bueno decidirlo de manera autónoma, sin consultar a la Santa Madre Iglesia”.
Y más adelante: “Dios es infinitamente misericordioso y la Iglesia tiene delegado el poder de perdonar. En este disparate se asienta la moral católica, un principio fatal para la buena marcha de una democracia moderna donde no debe bastar con pedir perdón (…). Mucho temo que la moral católica, si Dios no lo remedia, va a acabar no solo con la derecha española, sino con todos nosotros”.
Lo extraño no es que Línea Directa se haya adherido al Pacto Mundial de la ONU, sino que no lo haya hecho antes.