Jordi Molins es un profesional financiero especializado en Hedge Funds, y en la gestión de carteras financieras, con el objetivo prioritario de controlar los riesgos.

Se define a sí mismo como un apasionado de la física y la historia, disciplinas que son imprescindibles para entender de manera “holística” las finanzas.

“No en vano”, nos cuenta, “en el mundo Hedge Fund, la mayoría de profesionales provienen de la física, las matemáticas y la estadística".

Un mundo… que no se ha quitado de encima todavía ‘la mala prensa’, por “méritos propios” (hubo malas prácticas generalizadas hace dos décadas) “como por películas que han perpetuado ese mito, a veces de manera injusta”

“Pero ahora”, explica, “los Hedge Funds están constituidos por científicos y pensadores, más que por hombres de negocios con actitudes poco éticas”.

De estos vehículos de inversión, de la actualidad económica, por supuesto, y de otros asuntos de interés hemos hablado con Jordi Molins que manifiesta tener un rechazo profundo al riesgo, “especialmente… al riesgo que se puede diversificar usando estrategias que combinen el mundo Hedge Fund con la Inteligencia Artificial”.

-¿Qué tienen que ver la física de las altas energías y la cosmología, con los mercados financieros?

Mucho: por un lado, el interés por entender una parte compleja del mundo que nos rodea, ya sea tanto el Universo lejano, como el comportamiento de los activos financieros.

Por otro lado, las metodologías usadas para intentar llegar a esa comprensión, especialmente los métodos estadísticos, cuantitativos y de inteligencia artificial.

La Inteligencia Artificial es una herramienta muy útil para encontrar respuestas. Pero siempre será necesario que haya un humano que se haga las preguntas relevante

-Porque usted es físico, ¿no es así?

Sí. De hecho, en el mundo Hedge Fund, la mayoría de profesionales provienen de la física, las matemáticas y la estadística.

-La inteligencia artificial está de actualidad, pero usted lleva utilizándola para su trabajo desde hace 20 años.

Sí. Tuve la suerte de trabajar con Bernhard Pfaff, uno de los gurús de las finanzas cuantitativas, hace 20 años. Me introdujo a los métodos estadísticos que se han puesto de moda en la última década, especialmente la Inteligencia Artificial y el Machine Learning.

-¿Le preocupa, la considera una amenaza, más allá de su utilidad para determinados sectores como el suyo?

En absoluto. La Inteligencia Artificial es una herramienta muy útil para encontrar respuestas. Pero siempre será necesario que haya un humano que se haga las preguntas relevantes.

-¿Quién es, en un par de párrafos, Jordi Molins?

Jordi Molins es un profesional financiero especializado en Hedge Funds, y en la gestión de carteras financieras, con el objetivo prioritario de controlar los riesgos.

Jordi es un apasionado de la física y la historia, disciplinas que son imprescindibles para entender de manera holística las finanzas.

-Empodering EAF es…

Una empresa de asesoramiento financiero que ayuda a los inversores a empoderarse financieramente, e invertir de manera fácil y barata, optimizando su perfil de riesgo-beneficio.

Es necesario, simplemente, tener las carteras bien diseñadas y preparadas, para que puedan aguantar lo que sea, pase lo que pase

-En palabras simples ¿qué es un hedge fund?

Un Hedge Fund es un vehículo de inversión sin las limitaciones habituales de los fondos tradicionales. En particular, el gestor de un Hedge Fund tiene una mayor libertad para implementar sus visiones de mercado, permitiendo, al menos en teoría, mejorar el binomio riesgo-beneficio de la cartera que tiene encomendada.

-¿Siguen teniendo ‘mala prensa’ o, eso ya pasó a la historia?

La mala prensa la continúan teniendo, tanto por “méritos propios” (hubo malas prácticas generalizadas hace dos décadas) como por películas que han perpetuado ese mito, a veces de manera injusta.

Pero en la actualidad, los Hedge Funds están constituidos por científicos y pensadores, más que por hombres de negocios con actitudes poco éticas.

-¿A qué perfil de inversor van dirigidos?

Hay muchos estilos de inversión distintos en el mundo Hedge Fund. Por tanto, pueden encajar en la mayoría de carteras de inversión tradicionales (al menos, en una proporción moderada), para diversificar los riesgos habituales de las carteras compuestas solo por acciones y deuda.

-Cuándo se invierte en un hedge fund, ¿se corre más riesgo que cuando se invierte en otros vehículos de inversión?

En parte sí, porque la libertad de inversión que tiene el gestor de Hedge Funds implica un grado de “riesgo gestor” mayor que en los fondos de inversión tradicionales, donde el gestor tiene menor libertad de elección.

Es bueno analizar la historia, y encontrar paralelismos con periodos del pasado

Por tanto, es esencial hacer un proceso de análisis del Hedge Fund que nos interese para evitar ese mayor nivel de riesgo.

Dicho esto, añadir buenos Hedge Funds a una cartera tradicional acostumbra a reducir el riesgo total de la cartera (riesgo medido como volatilidad), porque los Hedge Funds ayuda a diversificar los riesgos totales de una manera que los activos tradicionales no pueden hacer.

-¿Cuál es la estrategia de inversión de Empodering EAF?

Empodering intenta reducir los riesgos de las carteras de inversión que tiene encomendadas, a la vez que manteniendo su retorno esperado.

Para ello, es imprescindible añadir, a los tipos de activos tradicionales como las acciones y la deuda, otros tipos de activos líquidos, que ayudan a diversificar la cartera, y por tanto reducir los riesgos.

Los activos alternativos que usamos son, a parte de las materias primas (todo el mundo habla de ellas, pero pocos las tienen en cartera) son algunos estilos Hedge Fund. Pero no todos los Hedge Fund, sino solo aquéllos que diversifican de verdad una cartera convencional. Y esos son, al menos, dos: los ‘aseguradores de riesgo’ y los ‘seguidores de tendencias’.

-Los hedge fund ‘aseguradores de riesgo’ se mueven como pez en el agua durante las grandes crisis. ¿Es así?

Sí. En las grandes crisis, como la Covid de febrero-marzo de 2020, o la crisis subprime entre 2007 y 2009, hay una explosión súbita del pánico en el mercado, que generalmente se expresa con un incremento brutal de la volatilidad esperada.

Los ‘aseguradores de riesgo’ actúan como las aseguradoras habituales: si tenemos un coche, pagamos una pequeña mensualidad para cubrir la eventualidad de un accidente. Por tanto, habitualmente “perdemos dinero” pagando la mensualidad, pero si tenemos la desgracia de tener un accidente, la aseguradora nos compensará por el siniestro.

Si tengo que elegir, soy más bien moderado-conservador, que moderado-dinámico. Tengo un rechazo profundo al riesgo

De la misma manera, los ‘aseguradores de riesgo’ son Hedge Funds que generalmente pierden un poco de dinero en circunstancias normales (la volatilidad esperada va bajando) pero que ganan mucho en momentos de crisis (la volatilidad esperada sube enormemente).

Por tanto, los ‘aseguradores de riesgo’ son una parte esencial en las herramientas que tiene un profesional financiero para gestionar el riesgo de las carteras de sus clientes.

-Y los denominados ‘seguidores de tendencia’, ¿en qué contexto son la mejor opción?

Los ‘seguidores de tendencia’ son, como su nombre bien dice, Hedge Funds que siguen tendencias establecidas a medio y largo plazo en los activos financieros.

Estos Hedge Funds funcionan bien en aquellas crisis que, a diferencia de las súbitas y explosivas que son la especialidad de los ‘aseguradores de riesgo’, aparecen lentamente y duran mucho tiempo.

Un ejemplo prototípico de estas crisis lentas fue lo que sucedió en 2022, con una subida constante tanto de las materias primas como de los tipos de interés mundiales. En 2022, cuando los activos tradicionales, acciones y deuda, tuvieron un mal comportamiento, los ‘seguidores de tendencias’ lo hicieron muy bien.

-¿Qué aportan los hedge fund a una cartera convencional?

Diversificación. La diversificación es la única “comida gratis” en el mundo de la inversión y, por tanto, lo que todo profesional encargado de la gestión de los riesgos de las carteras de sus clientes debería focalizarse.

Los activos tradicionales, acciones y deuda, están bastante correlacionados ya hace tiempo, haciendo esencial la búsqueda de otros tipos de activos que añadan esa necesaria diversificación.

La diversificación es la única “comida gratis” en el mundo de la inversión 

Nosotros creemos que esa diversificación solo se puede encontrar hoy en día en el mundo Hedge Fund, especialmente en los ‘aseguradores de riesgo’ y en los ‘seguidores de tendencias’.

-¿Me habla del fondo Empodering Multi-Strategy que usted asesora, por favor?

El fondo Empodering Multi-Strategy implementa las ideas descritas en los parágrafos anteriores. Creamos una cartera de inversión que, a parte de acciones y deuda, incluye tanto materias primas, como ‘aseguradores de riesgo’ y ‘seguidores de tendencias’, para ayudar a diversificar riesgos y optimizar el binomio riesgo-beneficio de las carteras de nuestros clientes, más allá de lo que puede conseguir una cartera tradicional que solo incluya acciones y deuda.

-Tiene su dinero invertido en él, si no me equivoco…

Sí, todo mi patrimonio líquido (a parte del efectivo para pagar facturas).

-Y su perfil de riesgo es…

Moderado. Pero si tengo que elegir, soy más bien moderado-conservador, que moderado-dinámico. Tengo un rechazo profundo al riesgo, especialmente al riesgo que se puede diversificar usando estrategias que combinen el mundo Hedge Fund y la Inteligencia Artificial. Dejar las carteras expuestas a riesgos diversificables el lo que para mi es un mayor riesgo, y lo que me produce un mayor rechazo, tanto profesional como incluso personal.

-Usted asegura que nos encontramos, o estamos entrando, en nuevo régimen económico. ¿Cuáles son las claves de este nuevo régimen?

La experiencia histórica nos demuestra que es imposible predecir el futuro económico y financiero (también hay argumentos teóricos, ganadores de premios Nobel, que justifican lo mismo):

Al terminar la Primera Guerra Mundial, nadie se esperaba un régimen económico boyante, como fueron los Maravillosos Años 20. En 1929, nadie se esperaba algo parecido a la Gran Depresión, que devastó la economía mundial. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, que los baby boomers generarían una fase de efervescencia económica era algo impensable. Que en los años 70, después de dos décadas de crecimiento sostenido con baja inflación, habría alta inflación junto con estancamiento económico, era impensable. Y que en 1981, Paul Volcker, el responsable máximo del banco central norteamericano, sería capaz de derrotar a la inflación y, a la vez, iniciar un largo periodo de fuerte crecimiento económico, subiendo los tipos de interés casi al 20%, hubiera sido considerado de locos, si alguien lo hubiera ni tan solo pensado.

Pero todo esto sucedió. Por tanto, la historia nos enseña a ser humildes con nuestras capacidades predictivas.

Al terminar la Primera Guerra Mundial, nadie se esperaba un régimen económico boyante, como fueron los Maravillosos Años 20

Pero sí que podemos hacer algo: estudiar todas las experiencias históricas de crisis, ver las distintas formas en que las recesiones y las depresiones ocurren en la realidad, y diseñar carteras que sean capaces de “capear el temporal” en cualquiera de esos escenarios.

Ciertamente, es posible (es más, es probable) que las crisis del futuro tengan muy poco que ver con las del pasado. Pero aun así, es mejor diversificar las fuentes de cobertura, usando aquellas coberturas que han funcionado en el pasado, que “ir a pecho descubierto”, e invertir solamente en acciones y en deuda.

Porque una cartera que tiene solo acciones y deuda funciona muy bien en periodos de euforia económica, acompañada con tipos de interés bajos. Pero la experiencia histórica (Gran Depresión, Estagflación de los 70) nos demuestra que una cartera concentrada en solo acciones y deuda se comporta muy mal en esos momentos de crisis. Y un pequeño ejemplo de ello fue en 2022.

Por tanto, sin saber cuál va a ser el régimen económico futuro, sí que es razonable diseñar las carteras de inversión con una gestión eficiente del riesgo, con tantas fuentes de cobertura como sea posible para evitar que una crisis súbita e inesperada dilapide el valor de las susodichas carteras.

-¿Sigue algún patrón que hayamos visto anteriormente?

En 2022, vimos una subida inesperada de la inflación. Y este comportamiento provocó pérdidas tanto en las acciones como la deuda. Lo más parecido en la historia económica moderna es el periodo de estagflación de los 70.

Dicho esto, no es razonable pensar que repetiremos esa experiencia, porque las economías son distintas, las circunstancias se parecen, pero no son idénticas …

En consecuencia, es bueno analizar la historia, y encontrar paralelismos con periodos del pasado, e incluso usar algunas herramientas que funcionaron entonces.

Continuamente tenemos sorpresas económicas y sociales. Y para ello, lo único que podemos hacer, inteligentemente, es tener instituciones que sean robustas

Pero la clave es diversificar, y no obcecarse con una visión concreta, sino saber (es más, estar convencido) que no sabemos qué pasará, por muy profundos que sean nuestros análisis económicos, y que es mejor diversificar para que, pase lo que pase, nada nos sorprenda demasiado negativamente.

-¿Ha habido mucha improvisación por parte de las élites políticas y económicas?

Siempre la hay. Es imposible que las élites sepan lo que va a suceder. Nadie lo sabe.

Es tóxico para una sociedad pensar que hay un grupo de personas muy inteligentes que saben realmente lo que va a pasar, y les tenemos que dejar que hagan lo que crean más conveniente.

Lo mejor que podemos hacer es dejar que los mercados funcionen, y que millones de distintos cerebros, con distintas fuentes de información y apriorismos, decidan con su propio dinero qué es lo mejor para ellos. Las predicciones implicadas en los precios de los activos son lo mejor que podemos llegar a tener, a nivel de proyecciones futuras.

Pero no es suficiente. Continuamente tenemos sorpresas económicas y sociales. Y para ello, lo único que podemos hacer, inteligentemente, es tener instituciones que sean robustas, y que no dependan de una visión o de una ideología, sino que tengan “un poco de todo”. Que estén diversificadas, en otras palabras.

-¿Hay riesgo de una crisis de deuda?

Siempre lo hay. Pero no más (ni menos) que en otros momentos históricos. Cuando haya una crisis de deuda, lo que es seguro es que la gran mayoría no la verán venir. E, incluso, lucharán en contra de reconocer su existencia cuando sea obvio, por las noticias que recibimos, que existe.

Esa es mi experiencia de la crisis de deuda soberana y bancaria en el sur de Europa entre 2010 y 2013: aunque hoy día todo el mundo habla de ella, a toro pasado, cuando estaba sucediendo, altos responsables, públicos, bancarios y empresariales rechazaban su existencia, cuando los mercados estaban diciendo en esos mismos momentos (a través de los diferenciales de deuda soberana) que había una crisis seria y profunda.

Cuando haya una crisis de deuda, lo que es seguro es que la gran mayoría no la verán venir

Y esos mismos altos responsables ahora hablan de esa crisis casi como si ellos mismos la hubieran predicho, y hubiese sucedido porque nadie les escuchó en su momento.

Es naturaleza humana.

-¿Hasta qué punto le preocupa, como profesional de los mercados, el estallido la 'guerra' en Israel?

A nivel personal y humano, me preocupa muchísimo. Como profesional de los mercados financieros, ni me importa ni me deja de importar. Es un evento crítico, con la potencialidad de ser un Cisne Negro … como miles y miles lo han sido en el pasado.

No hay que tener pánico, ni ignorar los riesgos. Es necesario, simplemente, tener las carteras bien diseñadas y preparadas, para que puedan aguantar lo que sea, pase lo que pase.

Pero eso no es fácil, después de 40 años en los cuales lo mejor ha sido ignorar los riesgos, e invertir después de cualquier caída.

La experiencia histórica, en cambio, nos muestra que hacer eso no es necesariamente óptimo, y que incluso puede ser extraordinariamente nocivo en según qué circunstancias de mercado.

La clave es preguntarse: íntimamente, ¿prefiero que me digan mentiras reconfortantes, o verdades duras?