La Reserva Federal norteamericana ha subido el precio oficial del dinero hasta el 3,25%. Jerome Powell está obligado a hacerlo, y todavía no ha terminado el proceso monetario para reducir la inflación. Sólo que no logrará hacerlo sin incurrir en una recesión que amenaza con ser "larga y fea".
Lo que resulta más relevante en los bancos centrales de ahora mismo: lo relevante no es que suban el precio del dinero sino que reduzcan sus compras de deuda pública y también de deuda corporativa. Es decir, que dejen de favorecer, como han hecho desde el año 2000 y con gran desfachatez, a los grandes -estatales o privados- y empiecen a pensar en los pequeños: familias autónomos y micropymes.
Urge reducir impuestos, apostar por lo pequeño... y detener el proceso de globalización
Pero no, Powell no llegará tiempo, al igual que no lo hará el BCE de Christine Lagarde. Ni de broma. La recesión ya está aquí y ahora toca cambiar de política económica en todo Occidente.
A saber: urge reducir impuestos, apostar por lo pequeño... y, atención, detener el proceso de globalización. La globalización vigente desde hace ya casi medio siglo, ha resultado asimétrica -los países ricos venden, los pobres compran, los países ricos subvencionan a los suyos, los pobres no pueden hacerlo, ergo no pueden competir- y, en general, se ha favorecido a los grandes frente a los pequeños. Y esto último es lo más grave. De entrada, que durante el último medio siglo haya crecido tanto el poder de los Estados no es malo porque haya crecido lo público sino porque ha crecido lo grande que, por naturaleza, resulta ingobernable y que, por condición, siempre acaba ensañándose con lo pequeño.
Un consejo: no se endeuden, acostúmbrense, familias y empresas, a funcionar con fondos propios. ¿Y si no se puede crecer más rápido? Pues entonces es que no se debe crecer
Hay que fomentar la pequeña propiedad privada, no machacarla con impuestos (ejemplo, impuestos sobre el patrimonio en todas sus fórmulas, también en Donaciones y Sucesiones) y hay que reducir el tamaño de lo público, porque lo público siempre es grande, el Estado, los Estados, son la mayor multinacional del mundo y por tanto es... ingobernable.
En España, Sánchez ha iniciado una carrera en dirección opuesta: más impuestos y menos propiedad privada. Es decir, menos libertad y mayor ruina económica
Un consejo: no se endeuden, acostúmbrense, familias y empresas, a funcionar con fondos propios. No le deban ni un euro a nadie.
Colofón: no hay que ser muy listo para reparar en que, en España, Pedro Sánchez ha iniciado una carrera en dirección opuesta: más impuestos y menos propiedad privada, con María Jesús Montero convertida en sosten de lo insostenible. Es decir, menos libertad y más ruina económica. Ha olvidado que lo pequeño es hermoso y lo grande es ingobernable y provoca la injusticia.