El miércoles 1 de septiembre se producirá la gran explosión de la demagogia socialista. Se liberan más de 500 kilómetros de carreteras de peaje, vías de alta densidad de circulación, todo ello concretado en la demagógica soflama del Gobierno Sánchez: se podrá ir de Madrid a Barcelona –más de 600 kilómetros- sin pagar un euro. Y todos seremos muy felices.
A ver, estamos ante el paradigma de la demagogia, en la que el PSOE se ha convertido en una verdadero especialista. Como ya hemos explicado en Hispanidad, lo que va a ocurrir pasado mañana supone algo tan injusto como que ahora seremos el conjunto de los españoles los que paguemos el coste de las autopistas de peaje y no como ahora, que sólo pagan el peaje aquellos que deben pagarlo: los que las usan. ¿Qué le importa al residente en Sevilla, que nunca viaja a Barcelona, que se viaje gratis por autopistas entre Zaragoza y Barcelona?
No sólo eso, estamos ante ‘la demagogia de lo público’: ahora pagaremos todos, usemos o no usemos esas vías… por unas carreteras en peor estado. El Estado someterá a concurso, a la baja, el mantenimiento de esas autopistas. ¿Qué se apuestan a que la AP-2, convertida en A2, empieza a llenarse de baches, que nadie arregla, en muy pocos meses?
El que use la autopista que pague y el que no la use que no pague
Es la apoteosis de la demagogia de lo público, especialidad del PSOE, aunque la victoria social hay que apuntársela a Podemos. Muchos españoles desconfían ahora hasta del mismo adjetivo privado. Lo público, lo que es de todos y no es de nadie, es decir, lo que la clase política nos roba, es lo bueno, mientras el esfuerzo individual por ofrecer un mejor servicio a los demás, es lo lamentable y debe ser destruido.
¿Que cuál sería la alternativa? Pues muy sencillo: justo lo contrario: obligar a que sean las empresas privadas quienes construyan esa autopista de cobro, a cambio de asegurarles un peaje por muchos años. Así, sí que se ahorraría el Estado el dinero de construcción y mantenimiento y, eso sí, quien las use que las pague, quien no las use no tiene por que pagarlas.
Pero no vamos por ese camino. Vamos hacia el peaje en la sombra, mucho más injusto. Lo bueno es el peaje francés: que las empresas privadas construyan, mantengan y cobren peaje a los usuarios que utilizan esas autopistas y dejen en paz a los usuarios que no las utilizan. Es decir, que el que usa pague, y el que no usa que no pague.