Oliver Wyman (OW) saltó al estrellato, al menos en España, en 2012 por los test de estrés a la banca. Desde entonces, su nombre se ha convertido en habitual, con más o menos frecuencia, en los medios de comunicación, principalmente económicos. Allí donde haya que hacer una valoración del negocio que sea, está OW dispuesta a trabajar, como fue el caso del acuerdo de bancaseguros entre Bankia y Mapfre.
Esta vez, sin embargo, la consultora tendrá que hacer frente a la demanda que interpondrá Mapfre en los próximos días, por “malas prácticas” en la valoración que hizo del negocio de Vida. La firma norteamericana con sede en Nueva York “no siguió las prácticas usuales del mercado asegurador mundial”, afirmó Antonio Huertas este jueves, durante la presentación a la prensa de los resultados anuales. Según el presidente de Mapfre, OW no tuvo en cuenta “elementos relevantes” como, por ejemplo, que se trataba de un acuerdo “a perpetuidad”.
Y la prueba del algodón: “Apenas dos o tres semanas después de cerrar esta valoración, otro competidor ha comprado ese negocio pagando casi tres veces lo que valoraron nuestro negocio. Obviamente, no tiene ningún sentido”, señaló Huertas refiriéndose al acuerdo posterior entre Caixabank y Mutua por el que la aseguradora pagó 650 millones de euros.
La aseguradora no se plantea reducir la participación de Fundación Mapfre, que es del 67,7%, a pesar de que la compañía cotiza con un descuento del 30% sobre el valor en libros
En cualquier caso, estamos hablando de un proceso judicial que se alargará durante años y que supondrá un impacto negativo en la reputación corporativa de OW, al ser una demanda por “malas prácticas”, no en un aspecto secundario, sino en el corazón mismo del negocio de la firma, las valoraciones.
Más cosas: por ejemplo, la valoración de Mapfre en Bolsa. Según Huertas, cotiza con un descuento del 30% sobre el valor en libros. Al margen de otras consideraciones, al mercado -los fondos- no les gustan las compañías en las que hay un accionista con más del 50%, como es el caso de la Fundación Mapfre (67,7%). Pero tranquilos, porque la aseguradora no se plantea reducir esa participación, según Huertas que, además, es presidente de la Fundación.
Mapfre no venderá su participación en Sareb al Estado, no porque le interese el negocio -que no lo es- del banco malo –“estar, no queremos estar”, afirmó Huertas- sino porque si lo hace no podría deducirse 12,5 millones de euros por créditos fiscales. La inversión inicial de Mapfre en el banco malo fue de 50 millones.
Mapfre, como el BBVA, también está en Turquía. “Un gran país”, según Huertas, pero en el que la aseguradora actualmente no tiene apetito por crecer. Por un lado, por la depreciación de la lira turca y, por otro, por la inestabilidad regulatoria, principalmente en lo que tiene que ver con el seguro de Auto. Traducido: porque Erdogan hace lo que le viene en gana. Carlos Torres, presidente del BBVA, debería tomar nota. En cualquier caso, Mapfre no contempla salir de Turquía.