Antonio Huertas cobró 2,7 millones de euros en 2021, al 10% de los accionistas les pareció excesivo. Y es curioso, porque las juntas de accionistas de Mapfre han resultado, históricamente, una balsa de aceite.

La internacionalización de Mapfre está en regresión pero sus directivos cobran salarios de multinacional (2,7 millones de euros el pasado año)

Los resultados de los últimos nueve meses del ejercicio 2022 no fueron malos. De hecho, fueron tan aburridos como la propia compañía durante los últimos años. Sin embargo, la afección a la marca Mapfre anda por los suelos y, además, el equipo directivo sufre un complejo con Mutua Madrileña. En su momento, Mapfre dejó de ser una mutualidad para convertirse en una sociedad anónima, apócope de la modernidad y cotizar en bolsa. Sin embargo, con su naturaleza jurídica mutual, Ignacio Garralda desde Mutua, ha conseguido una diversificación (gestión de activos, sanidad, seguros de vida) que el gigante Mapfre prácticamente no ha puesto en marcha. 

Dicho de otra forma: la marca Mapfre se desinfla mientras Mutua le adelanta. O lo que es lo mismo: Ignacio Garralda diversifica en Mutua, Antonio Huertas se estanca en Mapfre.

No sólo eso, la internacionalización de Mapfre está en regresión pero sus directivos cobran salarios de multinacional y eso fuerza a que no se desborde la iniciativa, lo de la aseguradora líder en España. Al menos todavía, se ha convertido en una gestión cómoda que no exige iniciativa. 

Es natural: la Fundación Mapfre posee el 67,7% de Mapfre y Antonio Huertas preside tanto la fundación como la compañía. Digamos que es poco opable, una gestión, por tanto, demasiado cómoda.

Una gestión cómoda que no exige iniciativa. La Fundación Mapfre posee el 67,7% de Mapfre y Antonio Huertas preside la fundación y la compañía

¿Problemas de solvencia o de rentabilidad? No, aunque no anda sobrada de lo segundo. Lo que sí tiene Mapfre es un serio problema de imagen, de imagen de marca.