Elma Saiz Delgado (Pamplona, 2 de diciembre de 1975) ha sido nombrada por Pedro Sánchez como nueva ministra de Seguridad Social en sustitución de José Luis Escrivá. Y Escrivá le ha dejado a Saiz un 'marrón' que asciende a 24.000 millones de euros, cifra a la que asciende el gasto en pensiones del mes de noviembre, según informa el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

Exactamente fueron 12.100,8 millones de euros para el pago de la nómina ordinaria mensual y otros 11.823 millones de euros para el pago de la extra. El incremento interanual se sitúa en el 10,9%, un nuevo récord tras su revalorización en un 8,5% para este año, lo que situó el gasto en el 11,5% del PIB. 

La pensión media del sistema asciende a 1.197,9 euros mensuales. Esta cuantía, que comprende las distintas clases de pensión (jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en favor de familiares), está subiendo 9,5%. La pensión media de jubilación en noviembre se sitúa en 1.377,7 euros, lo que supone un incremento del 9,4% interanual.  

De los 12.100,8 millones de euros que se dedicaron en mayo al abono de las pensiones contributivas, el 73% de la nómina ordinaria de las pensiones, 8.838,9 millones de euros, se destinan al abono de las pensiones de jubilación. A pensiones de viudedad se han destinado 2.010,9 millones de euros, mientras que la nómina de las prestaciones por incapacidad permanente asciende a 1.055,7 millones, la de orfandad, a 163,2 millones de euros y las prestaciones en favor de familiares, a 32 millones.

De las 10.101.961 pensiones contributivas abonadas, un 1,3% más que en el mismo mes de 2022, 6,41 millones son de jubilación, 2,35 millones de viudedad, 945.141 de incapacidad permanente, 340.491 de orfandad y 45.416 en favor de familiares.

Todos somos partidarios de que suban las pensiones, el problema es de dónde sale el dinero. A las puertas de que el Gobierno presente sus Presupuestos Generales para el 2024, el gasto en pesiones se come la gran partida presupuestaria, pagada con el dinero de todos, claro está. Nadie quiere reducir las pensiones, pero nadie sabe cómo financiarlas... porque somos una población envejecida. Aceptémoslo: tenemos que bajar las pensiones porque no hemos tenido hijos, el sistema está quebrado.